Escrito por: Itziar Cantera
Las mujeres tenemos tan prohibido el tiempo propio como el mirar para sí
El tiempo en femenino siempre se ha contado distinto.
Si hacemos memoria, de niñas, de jóvenes,
nuestro tiempo de ocio siempre ha sido menor
que el de los hombres de la familia,
porque tenía que conciliarse con los intereses
y tareas de ésta ¿recuerdas?
Sólo se podía salir cuando se había “acabado de
hacer las cosas” las cosas de otros, las cosas de
todos; La hora de entrada también era distinta…
¿recuerdas?.
Menos tiempo y menos libre que el de ellos;
tiempo siempre acotado, hasta vigilado, para
limitar el espacio de acceso a una sexualidad propia.
Y todo esto inscrito en las entrañas del disco duro de ellos y de nosotras.
Para poder mirar para sí, hay que cambiar la tendencia y la historia.
Para tener un tiempo propio hay que sustituir los
automatismos y las creencias morales heredadas,
por unos nuevos que nos ayuden a mejorar
nuestro lugar en el mundo y en las relaciones.
Para que nuestro tiempo se cuente igual que el de ellos,
para que nuestro tiempo valga lo mismo,
nosotras y ellos hemos de cambiar el chip,
desconfigurar y reconfigurar el propio ordenador y, ya puestas y puestos,
resetear también toda la red.
Itziar Cantera