Cuentan algunas lenguas que Eva fue la culpable de todos los males del universo, pero pocas se atrevieron alguna vez a escuchar si ella tenía algo que decir, antes de juzgarla. Desde entonces, muchas “Evas” conviven con la culpa como condena y compañera de vida. Culpa externa y auto-exigida, que dificulta y limita su decisión y elección en el camino de la vida.
“Si tan mal te trata, ¿por qué no le dejas?, si te hace daño ¿por qué vuelves con él?, si sigues con él es que te gusta, tú le elegiste, haberle dejado antes, ¡tú te lo has buscado, tú tienes la culpa!…” escuchan muchas mujeres que conviven con la violencia en su relación de pareja.
Pocas personas se paran a escuchar las razones, los miedos, las dificultades, o las culpas que impiden percibir lo que para algunos parece algo tan sencillo. Pocas personas se paran a analizar los sentimientos que están detrás de una relación, porque no olvidemos, que los sentimientos se marcan en lo más profundo de su ser, y no se eliminan utilizando un simple borrador mágico. Pocas personas se paran simplemente a escuchar a mujeres que sienten malestares pero no saben explicarlos, o no están preparadas todavía.
Escuchar antes de juzgar, es un ejercicio que implica un mínimo de esfuerzo, y de interés por entender.
Pocas personas, además, se paran a preguntar sin enfocar la culpa y la responsabilidad exclusivamente el elemento femenino del juego. Pocas le preguntan a él “¿por qué tratas así a tu pareja? ¿porqué no la dejas en paz? ¿por qué limitas su vida? ¿por qué te creescon derechos sobre ella? ¿por qué la agredes?”.
“Puede que me trate así porque yo he hecho algo mal, puede que tenga razón, quizá yo tenga la culpa de que las cosas vayan mal, quizá no he hecho lo suficiente por esta relación, quizá si lo hago mejor, consigo que cambie…” forma parte del huracán de pensamientos y confusiones que llevan a muchas mujeres a perdonar, a esperar, a quitar importancia, a olvidar, a dejarse llevar, a callar, a aguantar…
En este blog queremos romper con este bucle de culpabilidades. Queremos hablar de la violencia de género desde las propias mujeres e historias reales. Historias de violencia que pocas veces salen en los periódicos, en las estadísticas o en los informes, historias que se quedan detrás del felpudo de casa, o tras la puerta de una habitación cerrada durante tiempo hasta que salen.Sabemos que algunas mujeres reales son capaces de parar esta inercia y dejar de sentirse culpables de todo. Conocemos mujeres reales capaces de cambiar su autopercepción y aprender a quererse. Existen mujeres reales capaces de crecer y sacarle tarjeta roja a un juego que no debería continuar, ni haber empezado. Y queremos que sirvan de ejemplo a otras que están descubriendo el camino. Porque puede que ni Dios quisiera tomarse un minuto en escuchar a Eva, pero afortunadamente existen personas humanas dispuestas a dar voz y voto a otras mujeres… antes de juzgarlas. Ianire
