He vivido ya entre la calle, albergues y pisos patera okupados y en precario ya casi 20 años. Cada vez que leo una cosa así no puedo más que llorar.
Se nos llena la boca con esta Euskadi tan bonita, tan progre, que tan bien trata a los etorkinak siempre que dejen una media de 80 euros por día de estancia, motor de la economía del estado y ejemplo de igualdad. Me cago en vuestro puto estado de bienestar.
Cada vez que sale el puto lehendakari por la tele hablando de las maravillas de este país me dan ganas de escupirle a la cara, mandarle una semana a la calle mientras espera que la lista de espera le dé una plaza en un “acogedor” alberge. Unos de los sitios más inhumanos y despersonalizados dónde uno puede vivir, con horarios y normas más propias de un tercer grado que de un hogar. Por eso me da asco vuestro puto país.
Cuando todo el mundo, venga de donde venga y con los recursos que sean tengan derecho a un hogar, una salud, y una muerte digna, estaré orgullosos de sentirme vasca. Hasta entonces escupo en la cara de los que me cuentan las bondades de este país.
Va por Jimmy, que no le conocí pero le siento hermano. Por Borja, que nos dejó el año pasado también sin conocer un hogar. Por Mari, la duende, que murió en Barna en un saco como una alimaña. Por todes aquelles que mueren en pateras en busca de un hogar mejor y por todes aquelles que sufren exclusión y viven en la calle o en infraviviendas donde el ministerio de agricultura no daría el visto bueno para alojar animales.
Borroka da bide bakarra. Sigamos luchando.
Zuri
Foto: Internet, asociación pdha, libre de derechos