Existe una amplia terminología para referirse a personas sin techo cuyas connotaciones pueden ser importantes.
En primer lugar, “sin techo” y “sin hogar” se distinguen en que el primero duerme en la calle, mientras que el segundo puede estar temporalmente alojado en un albergue, por ejemplo. Personalmente, suelo usar estos dos términos indistintamente porque los considero prácticamente sinónimos y creo que distinguirlos es una forma de ocultar un problema real: que la persona que duerme en un albergue mañana mismo podría estar durmiendo en la calle, por lo que creo que tampoco tiene sentido referirse a su situación como si tuviera un techo asegurado.
“Vagabundo” es una palabra que aparece en el siglo XIV, derivada de “vagar”, del latín “vagari”: andar por varias partes sin determinación ni objetivo, de donde también derivan “divagar” o “vago”.
“Indigente” del latín “indigere”: carecer, tener falta de algo, en este caso dinero y/o recursos. En ese sentido, “necesitado” es un término muy similar.
“Mendigo” es el que ejerce la mendicidad y, por tanto, implica que pide dinero a los transeúntes. Proviene del latín “mendicus”, que a su vez deriva de “mendum” (defecto). “Mendicus”, por tanto, es quien tiene un defecto físico, y se relaciona con el que pide dinero ya en la antigua Roma debido a que quien tenía una discapacidad física que le impedía trabajar tenía que pedir dinero. Posiblemente la palabra “mendax” en latín (falso, mentiroso) tiene la misma raíz; por todo esto, creo que “mendigo” es el término más estigmatizante y ofensivo de los que se suelen emplear para denominar a una persona sin techo.
“Pordiosero” se refiere a la persona que pide ayuda en la calle (es decir, vendría a ser muy similar a “mendigo”), debido a la costumbre de pedir ayuda al grito de “¡Por Dios!”.
“Pobre” proviene del latín “pauper”, que a su vez deriva de “páuperos”: que produce poco, que no es fértil. Tiene, por tanto, un origen también cruel en cierta medida, al medir a las personas por lo que producen económicamente; aunque esa acepción ya haya quedado olvidada y ahora se ciña a su significado actual. “Aporofobia” es un término acuñado en la década de 1990 por la filósofa Adela Cortina, y se refiere a los prejuicios y actitudes hostiles hacia las personas pobres. Fue incluido al diccionario de la RAE en 2017. Mirando a nuestro alrededor, probablemente sea una palabra que se va a usar a menudo.
Ibai Otxoa
El Proyecto CASAS: Una reflexión sobre la vida en la calle, de Vitor Guerra, se podrá visitar del 4 al 20 de Junio 2018 en la EXPOGELA BILBAO HISTORIKO, Calle San Francisco 32, Bilbao.