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Después me escapaba de Astrabudua a Bilbao. Había mucho abandono entre Astrabudua y Luchana,y yo aproveché la ocasión para okupar alguna vivienda. Era la época de Eskalduna, la iban a cerrar. Recuerdo batallas con la policía, en el puente pelotazos, a mí me dieron uno de rebote, no veas como duele. Me dieron en las costillas, se me pusieron moradas y tardé una semana en curarme. Encontré una casa vacía y entré a ver como estaba, si podía dormir allí dentro. Me di cuenta de que era posible, estaba llena de polvo, del tiempo que llevaba cerrada. Vi una escoba y un recogedor y me puse a limpiar. Había 3 habitaciones, pero no había luz ni agua, compré unas velas y agua de 5 litros para beber.
Una cadena, un candado y la cerré. Al día siguiente volví, tenía un lugar para drogarme tranquilo. No lo había contado en el anterior libro, quemé una casa vacía, solo, por ver como venían los bomberos y la policía. Me gustaba verla como se quemaba y más fábricas abandonadas, por la ribera de Luchana. Cuando me escapaba estaba solo cuando hacia esto. Lo que hoy es Bilborock estaba abandonado y era un chutadero, y murieron gente, amigos míos. Por eso hoy no quiero entrar allí, está pasando el puente de la merced, el puente de los diablos, así lo llamo yo y no me gustan.
Me gusta la gente
Que sin motivos
Te buscan
Que sin, mirarte
Te quieren y sin
Ataduras se quedan.
Leoelim hacía, en su pasado cosas que no debería, era un niño travieso, punky y yonky y tendría 16 años. No diferenciaba lo malo con lo bueno, siempre andaba drogado, mí peña, mis amigos no sabían lo de las casas, me lo callaba. Era mi secreto. En mi casa, las cosas iban de mal en peor, mi padre bebía, mi madre llorando era insoportable, mis hermanas mayores a lo suyo.
Yo estudiaba en el colegio de sordos, de Lujua. Aprendí lenguaje de signos, me gusto saber hablar con las manos. Soy sordo, desde los 3 años, llevaba un aparato para oír, pero era antiguo, y se reían de mí, tuve peleas con otros chicos, dé mi barrio y ganaba la batalla. Con 14 años empecé a levantar piedras, en Leioa en el polideportivo, deporte vasco y ganaba dinero iba a todas las fiestas de los pueblos. Salía en la prensa y era conocido, cosa que me servía para ligar, alguna chica caía en mi red, y se enamoraba de mis ojos azules, y yo me la llevaba a mi tienda de campaña, tenía una tienda para emergencias, y me vino bien.
Mientras estaba en el colegio hasta el Graduado saqué, después me metieron F.P carpintería, pero solo estuve hasta segundo, no aguanté más, me meten en otro para chicos conflictivos, esta vez me gusta más, es de soldador. Gracias al título conseguí trabajo en Erandio que me llevó a Puertollano. Me recorrí toda EUSKADI con el deporte rural vasco, y conocí sitios preciosos BILBAO, SAN SEBANTIAN Y VICTORIA, y los pueblos Gernika, Mundaka, Leioa y muchos más que no recuerdo, ahora pero estaba en el colegio y en tercero de FP termine el colegio ya no volví a verlo más. Salí de carpintero, pero acabé soldando.
Pero malvivir en las calles, es de valientes, sólo los más fuertes aguantarán este tipo de vida, solo los valientes que sean limpios y tengan respeto hacia las personas, igual que el que vive en la calle mantén tu dignidad como persona: eso hacía yo y sobrevivía.
A veces sucede
Pronto y otras hay
Que darme más
De un meneo
Los hombres somos
Así, nunca asumimos
Ni tenemos bastante.
Buscando siempre que hacer, quedo con mis amigos en el colegio cuando cierran saltando, las vallas para fumar y beber a escondidas de la policía. Era una locura, era de locos vivir sin nada, sin dinero mi padre me daba algo los fines de semana como 50 euros, y aguantaba una semana buena tenia lo que necesitaba.
En una fábrica me hice una chabola, con pales encontré una cama, y la puse, compré velas y agua, a veces cerveza y petas. La fábrica ya no existe, la tiraron. Mi madre me metió, en un centro cuando acabé FP en el colegio de sordos en Erandio era de soldador metal, a mí me encantaba, encontré trabajo Gracias al título que me dieron estuve en una empresa, que hacían vallados y cubas y demás…. Fue fantástico poder trabajar, ese trabajo me llevo a Puertollano, donde conocí a Marta la Sevillana.
Para pasar las noches, qué mi madre, qué no me dejara entrar en casa en aquella época no había más personas como yo, por eso me las encontraba vacías, llenas de chutas, ohhh los yonkys los aprovechaban para drogarse. También buscaba chatarra, cobre, aluminio, lo que valga dinero, y con un carro del Mercadona.
Leoelim