La Inclusión Social se ha diseñado en referencia a seis ámbitos de actuación, como son educación, garantía de ingresos, vivienda, servicios sociales, salud y el ámbito laboral (Ortiz de Zarate, 2016b). Estos ámbitos se entrelazan y confluyen, dando lugar a un entramado en el que innovar, suscitar y crear se torna complicado. No es fácil responder a la pregunta sobre si un recurso es estrictamente social, sanitario o habitacional.
Los objetivos de las políticas sociales giran en torno a la redistribución, asistencia, promoción y transformación, que quedan plasmados de forma estratégica en una serie de objetivos de los servicios sociales, que serían la interacción, la relación, en definitiva, la sinergia de esos recursos dotados por las políticas sociales con el fin de cubrir una necesidad (Ortiz de Zarate 2016b).
Así, en el tema que nos atañe, la dotación de vivienda a aquellos hombres y mujeres que se encuentren en exclusión residencial, no debería depender de una entidad, sino de una administración gubernamental que asegure ese derecho básico que es el hogar, un hogar propio, de cada uno/a, sin condiciones, estable.
Debido al, por el momento,carácter utópico de esa realidad, surge la necesidad de cubrir lo que no está cubierto, de reinventar recursos, de crear nuevos. Así, los servicios sociales y las entidades que lo componen pueden apoderarse de un objetivo no propio de su pilar, de su base, de su objeto de intervención e intentar dar respuesta a una necesidad no cubierta que no es de su competencia.
Surge así Housing First, visto como un modelo que plantea una nueva mirada de atención al Sinhogarismo, en respuesta por parte de las diferentes entidades, y en ocasiones también gobiernos, en el intento de cubrir una necesidad tan básica como es la vivienda, para aquellas personas que sufrían el Síndrome de la Puerta Giratoria[1]que les causaba el largo recorrido sin hogar, en exclusión residencial, con las consecuencias en el ámbito social y de salud que ello conlleva.
La administración con la inestimable ayuda del tercer sector, pueden encontrarse por tanto en estos momentos ante una nueva metodología que pueda ayudar a implementar nuevos enfoques, miradas, programas, recursos y servicios destinados a paliar la falta de vivienda y a la vez revisar y actualizar modelos de intervención que afecten a varios sistemas de protección (Ortiz de Zarate, 2016b).
Todo ello, a través de una estrategia social, que se adapte y sea capaz de dar respuesta mantenida en el tiempo a la problemática por la que fue diseñada, a través de un patrón coherente de medios y fines, teniendo en cuanta aspectos emocionales y psicoeducativos (Ortiz de Zarate, 2016b)
Teniendo todo lo anterior en cuenta y debido a la impetuosa novedad de esta metodología en nuestro territorio, este trabajo surge con la ambición de dilucidar la necesidad y la viabilidad de la implementación de esta nueva metodología, es decir, las oportunidades que aporta el modelo, las fortalezas con las que cuenta tanto el tercer sector como la administración y en general la sociedad y los retos que se pueden plantear.
La sociedad se encuentra en un momento de búsqueda de equilibrio, de cuestionamiento de lo existente y el futuro, y ahí residen la importancia de este trabajo, como una revisión bibliográfica de las experiencias llevadas a cabo en otros países y en nuestro contexto, unido a la opinión de profesionales con largo recorrido en atención a la exclusión residencial y social, además de la verídica y crucial opinión de primera mano de estas personas que atendemos, las que han sufrido la inadaptación al sistema, que opinen porqué y que les hizo hacerse invisibles a la red de atención.
La revisión bibliográfica sobre los fundamentos, valores y sobre todo las experiencias en otros países que toman como objeto esta metodología se torna imprescindiblea la hora de interpretar una realidad que se presenta tan novedosa para muchas personas de nuestro contexto.
Debido a que la mayoría de la literatura sobre estas experiencias se han desarrollado en contextos diferentes al nuestro, con el objetivo de contrastar la información recabada con nuestro contexto de actuación, se encontró oportuno realizar entrevistas semiestructuradas a hombres y mujeres profesionales que fueron valorados/as como informantes válidos/as y cuya opinión aportaba gran valor, ya que presentan experiencias profesionales de largo recorrido en relación con la exclusión residencial y social. Las entrevistas realizadas giraban en torno a la viabilidad y necesidad percibida por estos/as profesionales ante la llegada de esta metodología a nuestro contexto, además de preguntas en referencia con elfuncionamiento y causa de sus entidades con el fin de dilucidar la complementariedad con esta nueva mirada al Sinhogarismo. Además, con idea de conocer la realidad de los recursos, se encontró oportuno realizar las entrevistas en las propias entidades, lo que evidenció en gran medida el funcionamiento, intento de adaptación y calidad de la red asistencial.
Fue valorado como algo importante el hecho de conocer la opinión y la visión de las personas usuarias de los recursos que sufren ésta problemática, por lo que se organizó un grupo de conversación y debate entre las personas usuarias de un centro de Inserción Social, guiado por los/as profesionales y personal de apoyo del centro entre los que me encuentro, con el fin de conocer su opinión y vivencia sobre estos recursos. Las personas usuarias que participaron en el grupo de debate se encuentran en situación de exclusión residencial o la han sufrido en el pasado, y además han experimentado el Síndrome de la Puerta Giratoria, no encontrando respuesta a su problemática y sufriendo las sucesivas inadaptaciones en los diferentes recursos que han formado su trayectoria.
Cristina Ortega
Psicóloga e investigadora
[1]Se le aplica esta denominación a aquellas situaciones en las que hay entradas y salidas de los recursos, pasando uno a otro sin que aparezca adherencia significativa a ninguno, provocando las consecutivas vueltas a la calle.