El País Vasco fue una de las Comunidades Autónomas pioneras en el Estado Español en implementar estrategias de abordaje de Reducción de Daños. En Junio de 1988 la Comisión Ciudadana Antisida de Bizkaia puso en marcha el primer Programa de Intercambio de Jeringuillas (PIJ) del Estado Español.
Además del impulso y comprensión desde el Gobierno Vasco fue necesaria mucha participación y movilización de la sociedad civil. Personas afectadas por el VIH y el SIDA, por las consecuencias del enorme consumo intravenoso de la heroína, familiares, pero también médicos con un enfoque entonces “progresista” debatieron, pensaron en conjunto, leyeron, se informaron y propusieron algo tan transgresor como facilitar material de consumo higiénico para que las personas consumidoras de drogas pudieran evitar la entonces fatal transmisión del virus del Sida, y de otras infecciones algo desconocidas como las Hepatitis.
Esto supuso un cambio de paradigma en el abordaje del consumo. Se construyó un enfoque, una mirada nueva de respeto hacia el consumo, sin consideraciones morales.
27 años más tarde, existe un consenso sobre los beneficios de este programa, pero también un hastío respecto a esta cuestión: La ola de lo innovador, la crisis económica, y el cansancio de ver una población resistente a la abstinecia, que después de varias décadas continúa en una situación de gran deterioro bio-psico-social, ha propiciado que el sistema de servicios sociales realice una “pseudo-aceptación” del modelo de la reducción de daños, aceptando el consumo como una cuestión más de salud, pero poniendo como requisito casi indispensable, la voluntad de cambio que tenga la persona usuaria hacia la adquisición de hábitos más saludables, como criterio de acceso a los derechos sociales.
¿Estamos perdiendo Derechos?
¿Podemos seguir hablando de un modelo de “Reducción de Daños”?
La filosofía de la Reducción de Riesgos y Daños, va más allá de la sustancia, del consumo y de la vía. Es una cuestión de derecho y de respeto. No debe ser una cuestión moral, de buen comportamiento o de voluntariedad hacia caminar por llamado “buen camino”, lo que nos de la llave hacia la incorporación social.
Marta Pastor