El campo de trabajo de verano que organiza Bidesarid de Pastoral Penitenciaria siempre es diferente, siempre es sorprendente.
Pretendo animar a aquellas personas que nunca han vivido una experiencia similar. Es verdad que habrá que vencer la pereza veraniega y tal vez los prejuicios sociales que todos tenemos para acabar disfrutando de un encuentro único.
Un espacio socioeducativo en el marco del ocio y tiempo libre que se desarrolla del 28 de julio al 5 de agosto con personas presas y personas voluntarias en el Monasterio de Zenarruza (Bolívar- Markina). Un lugar idílico de paz y tranquilidad que logra sorprender cuando se llega allí por primera vez. Y que al concluir el campo de trabajo es todavía un lugar más especial.
Es especial porque el encuentro de las personas es una de los regalos más bonitos que se pueden vivir. Personas que vienen de realidades muy distintas, y todas llegan con el convencimiento de que siempre hay margen a mejorar tanto en lo personal como en lo social. Las personas voluntarias buscan crecer en muchos ámbitos de su vida, uno de ellos, el de no dejar de lado otras realidades diferentes y acompañar a personas que en un momento determinado de su vida necesitan un empujón, para que por ellas mismas caminen y sean los protagonistas de sus vidas.
Es aquí donde nos encontramos a los actores principales de este escenario. Personas que viven en prisión y vienen trabajando en los grupos de Bidesari a través de un itinerario educativo, que nos permite ir conociendo a la persona y que ella misma se conozca. Personas que comienzan a tener cerca la posibilidad real de seguir realizando su proceso de cambio personal e incorporación social. Continuar trabajando para cambiar su estilo de vida y superar definitivamente su problemática como personas drogodependientes en muchos casos.
Es por ello que el campo de trabajo es una experiencia que les permite ser conscientes de que existen otras formas de vida a la hora de relacionarnos, de disfrutar nuestro ocio, de reflexionar sobre nuestras vivencias, etc.…
Muchas personas voluntarias pasaron un día por este campo de trabajo y se quedaron enamoradas del trabajo que Bidesari realiza. Puede sonar cursi, pero es la realidad. Cuando una persona se despoja de sus prejuicios y se encuentra con la persona y no con el preso, comienza a entender sus dificultades y le pide un esfuerzo para que las cambie, a la vez que va reforzando aquellos comportamientos que le ayudan a crecer.
Muchas personas pueden creer que caemos en la compasión con esas personas, pero para nada ese es nuestro objetivo. Les estaríamos haciendo un flaco favor.Creemos en que todas las personas son susceptibles de realizar cambios en su vida, siempre se puede aspirar a la mejora de alguna de las áreas de nuestra vida. Gracias a su trabajo personal y el apoyo que Bidesari les ofrece desde el marco teórico de la relación de ayuda. Una relación alejada de actitudes asistenciales sino que se ofrecen actitudes donde al acompañarles con un estilo educativo concreto busca despertar a la persona para que ella sea la protagonista de su vida y de sus cambios.
Os pondría contar las actividades que hacemos, pero creo que es mejor que deis el paso vosotros. Llamar, acercaros, y no os lo penséis mucho! Mi experiencia personal me dice que en los campos de trabajo uno debe de dar el paso, acercarse y después con el tiempo evaluar si mereció o no la pena. Y lo digo alto y claro, este campo de trabajo merece mucho la pena.
Si quereis más información o apuntaros directamente al campo de trabajo podeis contactar conmigo a traves de esta dirección de correo electrónico: myuste@bidesari.org
Y aprovecho este espacio para agradecer a todas las personas voluntarias que durante todos estos años han participado, implicándose de una manera ejemplar.
Mila esker! ¡Nos vemos pronto!
Miguel Yuste. Educador Social de Bidesari