Cuando hablamos de crecer siempre nos referimos a algo que está por venir, miramos hacia adelante para mejorar, superarnos… pero a veces hay que echar un vistazo por el retrovisor para recordar lo que dejamos atrás y así entender un poco más lo que nos espera. Y ¿qué mejor manera de echar una mirada al pasado que hablar con esos voluntarios que nos han acompañado desde el principio?
Nuestras ‘veteranas’ son tres mujeres llenas de energía y de experiencia. Siempre que llegan te dan dos besos y un abrazo y aunque las acabes de conocer ya sientes que formas parte de la familia. Cuando les preguntamos en qué ha cambiado Bidesari a lo largo de estos 16 años no tienen ninguna duda, “antes era todo mucho más duro, había muchas normas” dicen. También nos cuentan como se ha ido mejorando en la organización y parece que esa es la clave para que sigan al pie del cañón. “Ahora se llevan las cosas con más orden, así podemos responder porque sabemos que lo que decís está todo coordinado”. Antes de empezar a colaborar con Bidesari hicieron unos cursillos donde les explicaban lo que tenían que hacer y lo que no, conocieron las normas del piso, y aprendieron que siempre tienen que contar todo a los educadores y que eso no es de “acusicas”.
Con tantos años de trabajo en Bidesari tienen un montón de anécdotas. Al principio, llegaron al piso de acogida (el único que existía por aquel entonces) con un poco de miedo pero enseguida se dieron cuenta de que no tenían porque tenerlo y empezaron a disfrutar. “ha sido una experiencia bonita” recuerda una de ellas con una sonrisa.
Cuando preguntamos por alguna experiencia menos positiva, hablan sobre la cárcel. Todavía recuerdan “todo lo que te causa el entrar en prisión por primera vez, que no haya cerraduras, que te tengan que abrir…¡¡pasa un montón de puertas!!..Eso te deja mal. Pero luego cuando vuelves a salir con ellos a la calle te das cuenta de que ahí la valiente vuelves a ser tú y que el miedo que acabas de sentir ahora se lo han quedado ellos”. Recordando historias pasadas de chicos nos advierten “a veces te implicas mucho, crees que no te va a pasar y cuando el chico acaba mal te llevas un disgusto”. Pero no siempre es así; en general, los chicos son encantadores “puedes hablar con ellos de cualquier cosa”
Para terminar con este breve recorrido por nuestra historia, les pedimos unos consejos para los voluntarios que empiezan ahora su andadura. Y en este caso de nuevo lo tienen claro; “lo primero aprenderse las normas y respetarlas. Ser fieles, si te has comprometido, cumple. Pero sobre todo, intentar comprender y aceptarles como son. Apoyarles aunque sea solo para intentar mejorar”
Con toda esta sabiduría acumulada durante años solo nos queda quitarnos el sombrero y decir GRACIAS. Gracias Emilia, Charo y Markele por empezar el camino y seguir acompañándonos todavía.
Itziar Sauto.
Educadora Social integrante del equipo del piso de acogida de Bidesari.