Mi nombre es Javier Campos y desde el mes de febrero de 2011 colaboro como voluntario en la organización Bidesari.
Conocí esta organización a través de la página web de Bolunta y de entre otras muchas ong-s donde poder colaborar como voluntario, vi que Bidesari se dedicaba a ayudar a personas recién salidas de prisión y con grandes dificultades de reincorporarse a la sociedad. Este fin de la organización me pareció muy interesante y útil para la sociedad y pensé que formar parte de ese trabajo podía ser también muy gratificante, así que les envié mis datos para que en el caso de que vieran que podía tener un encaje en su organización, me llamaran. A los pocos días, el responsable de voluntariado de Bidesari me llamó.
Yo tenía muchísimas dudas de cómo podía ayudar, si podía ser útil. Me daba miedo meter la pata.Así lo comenté y al hacerlo,lo que se me transmitió fue mucha confianza, seguridad y ánimo para colaborar con ellos; así que viendo que por su parte no había ningún problema, a la semana comencé una labor de acompañamiento en un piso de acogida con personas recién salidas de prisión.
Mi decisión de entrar en Bidesari fue meditada y segura, sin embargo, durante las primeras salidas con las personas del piso,el miedo a meter la pata y las dudas acerca de si el tiempo que dedicaba era útil siguió existiendo. Estas dudas solo fueron desapareciendo a medida que fui dándome cuenta de que los chicos del piso de acogida empezaban a coger confianza conmigo,y definitivamente supe que estar con ellos era útil cuando noté que me consideraban parte de su entorno, alguien con quien poder relacionarse tranquilamente a pesar de haber vivido otras experiencias y probablemente, a pesar de tener una visión del futuro muy distinta.
Pasadas estas dudas iniciales, cada semana he seguido realizando mi labor como voluntario y una de las razones que me hace continuar es la de poder ser testigo de los enormes progresos dados por los chicos del piso gracias a sus ganas de salir adelantey a la ayuda ofrecida por los educadores.
Dicho esto, lo que puedo decir ya para terminar,es que sé en lo que consiste y la utilidad que tiene tanto mi labor como voluntario, como el trabajo de Bidesari, y que si hasta hace unos meses mi vida estaba estructurada en torno a mis amigos, mi tiempo de ocio, mi trabajo y mi familia, desde el mes de febrero ser voluntario es una faceta más de mi vida, una parte muy mía, que me hace sentir muy bien y que espero poder disfrutar durante mucho tiempo.