En el ámbito del asociacionismo se contempla la figura del voluntario como de apoyo externo en los diferentes proyectos de las entidades y como tal lo contempla también quien suscribe, reconociendo su valía y prestigio.
En este comentario, dentro de nuestro apartado La voz de Atece, quiero resaltar un aspecto que es evidente dentro la organización interna de ATECE-BIZKAIA, pero que no tiene demasiado eco fuera de ella y creo que es conveniente resaltarlo: el valor del voluntariado en los cargos directivos de las entidades, que es el motor de la actividad de muchas asociaciones de Bizkaia como la nuestra. Es muy común que la junta directiva de las organizaciones esté formada por personas que desempeñan sus cargos de forma totalmente voluntaria, sin remuneración económica ninguna. Y así es en el caso de nuestra asociación.
Cuando me hice socio de ATECE-BIZKAIA, una asociación de carácter familiar creada y gestionada por familiares de afectados por Daño Cerebral Adquirido, no se contaba con medios económicos, ni siquiera herramientas, para iniciar los objetivos señalados en sus estatutos. Se formaron los primeros órganos de gobierno aplicando los conocimientos profesionales y tratando de paliar el desconocimiento de la gestión asociativa, de forma voluntaria y tremendamente solidaria.
Los estatutos, marcaron las primeras líneas de actuación y de rústico funcionamiento, en torno a la necesidad de apoyo de los familiares; la necesidad de unirnos ante lo desconocido y para mejorar la calidad de vida de nuestros seres queridos. En la actualidad las cosas han cambiado y mejorado ostensiblemente en el aspecto social y asistencial, pasando a un segundo plano esa necesidad de apoyo personal de los familiares que aglutinaba a los socios; sin embargo hay una carencia que sigue sin cubrirse. Los socios más antiguos recuerdan las diversas Juntas Directivas que han pasado por nuestra asociación y las dificultades que hay para renovar los cargos, una dificultad que se ha agudizado ostensiblemente, ya que significa asumir de forma voluntaria toda la responsabilidad y el trabajo que conlleva. Creo conveniente remarcar la importancia de este voluntariado y reconocer abiertamente la labor que desempeña en el tejido asociativo de Bizkaia para que se sigan sumando nuevas personas y favorecer a entidades como la nuestra renovar sus directivas y seguir desarrollándose.
Un voluntario de la Junta Directiva