
Nacho Quemada, director médico de Aita Menni, Socio Solidario de Atece Bizkaia
El Hospital Aita Menni dedica gran parte de sus esfuerzos a la atención de pacientes con daño cerebral adquirido (DCA). Hace 24 años, sus profesionales, con el doctor José Ignacio Quemada a la cabeza, crearon el primer Servicio de Daño Cerebral, que incluye una Unidad de Hospitalización en Arrasate-Mondragón. Así comenzó en España el contacto directo con la realidad del daño cerebral y el desarrollo de conocimiento específico en esta área.
Se empieza atendiendo a personas jóvenes que habían tenido accidentes de trafico y presentaban problemas de conducta o trastornos cognitivos derivados del daño cerebral, pues -como indica su director médico- venían de un hospital psiquiátrico donde “realmente la sensibilidad era con la salud mental y con la realidad del psiquismo humano”; pero tuvieron que ir creando un equipo multidisciplinar que respondiera, con el máximo nivel de calidad, a todos los problemas que se iban presentando. Hoy en día, las Hermanas Hospitalarias, titulares del Hospital Aita Menni, cuentan con la Red Menni, una red de servicios para las personas con daño cerebral que ya llega a todo el País Vasco, Madrid, Valencia, Cantabria y Valladolid. La entidad se ha incorporado recientemente como Socio Solidario de Atece Bizkaia.
Hablamos con el doctor José Ignacio Quemada, responsable de la Red Menni y un profesional que ha contribuido, de forma destacada, a la creación del movimiento asociativo del colectivo desde sus inicios.
– ¿Cuál es la principal conclusión que habéis sacado en todo este tiempo tratando el daño cerebral?
Más que conclusión, el resumen de la experiencia es que el daño cerebral es una lesión compleja, que precisa respuestas multidisciplinares. Estamos ante problemáticas que afectan a la salud pero que se mantienen en el tiempo; es decir, que son crónicas y que requieren de una cadena, red de servicios, para distintos tipos de problemas, en distintos momentos que se le presentan a la persona.
– ¿Vuestra atención es paliativa o consigue la recuperación del paciente?
El término paliativo no me gusta mucho, ya que lo asocio con el final de la vida y, desde luego, el daño cerebral no significa cuidados al final de la vida sino ayuda para la recuperación y la vuelta a la vida normal; y en algunos casos, ayuda para vivir con la discapacidad.
Tenemos un 20% de pacientes que vienen a nuestro Servicio y vuelven a trabajar, habiendo estado algunos en situaciones previas de coma y con secuelas importantes. Tenemos otro 65% que recupera muchísima autonomía, no vuelven a trabajar pero son autónomos para la vida diaria, se organizan ellos. En el otro extremo, de máxima severidad, está un 15% que requiere a largo plazo de centros de día o incluso entornos residenciales.
– ¿Qué le dirías a las familias que ya tienen el alta de la Seguridad Social y tienen un familiar con DCA?
En el País Vasco no tendremos una red ideal, pero sí hay apoyos; por eso les preguntaría, en primer lugar, si la persona ha contado con toda la rehabilitación necesaria, un esfuerzo que se realiza en los primeros 12 o 24 meses después de la lesión cerebral. En segundo lugar, si hay lesiones importantes y discapacidad, ya que en tal caso deben ponerse en contacto con las diputaciones para que hagan una valoración de dependencia y nos indiquen los servicios de apoyo con los que contamos. Y les recomendaría siempre que entren en contacto con las asociaciones de familias y personas afectadas que les van a dar una información muy puntual de lo que ocurre en su territorio.
– ¿Desde cuándo tenéis relación con ATECE?
Yo como profesional, desde 1992, antes de que se formara ATECE. La primera presidenta, Yolanda Martínez, entró en contacto con Aita Menni, y en particular conmigo, porque tenía un hermano con una lesión. Aún recuerdo las conversaciones sobre la posibilidad de formar una asociación. Ayudamos en su puesta en marcha y colaborábamos con lo que podíamos, que en aquel momento era la prestación de locales y de sistemas informáticos. Desde entonces hemos tenido relación continuada con las ATECE de los tres territorios históricos y con FEDACE, aunque ha habido momentos de mayor cercanía y otros de cierto alejamiento.
– ¿Qué crees que se aportan o pueden aportar mutuamente ATECE y Aita Menni?
Muchísimo. ATECE ostenta la legitima representación de las personas afectadas y sus familias, por lo tanto lo que diga tiene muchísimo valor. Aita Menni agrupa a un conjunto de profesionales que se han dedicado a estudiar esta problemática, que han visitado centros en el extranjero, que cuenta con especialistas de distintas ramas, que son capaces de organizar encuentros científicos, acceder de forma fluida al conocimiento y traer especialistas del exterior. Todo esto lo hemos de poner al servicio de ATECE y de todas las personas con daño cerebral.
– Supongo que son dos ámbitos complementarios para mejorar el bienestar del colectivo. ¿Cómo se podría avanzar en esta colaboración?
Nuestra colaboración viene de muy lejos y ha habido momentos muy bonitos y provechosos, pero las relaciones entre instituciones siempre pasan por picos y valles, así que creo que avanzar implica darle solidez y continuidad a esta colaboración.
– La figura de Socio Solidario pretende dar visibilidad y avanzar en la integración, prevención y apoyo social. ¿Qué te parece la iniciativa?
Me parece una iniciativa buenísima. Suscitar en empresas del entorno un esfuerzo solidario creo que va a reforzar una actividad muy valiosa que ya hace ATECE Bizkaia y a mejorar su presencia en la sociedad.
– ¿Cómo ves vuestro papel como Socio Solidario?
Como te decía, dándole continuidad a nuestra colaboración. Hasta ahora la relación ha sido puntual y basada en personas concretas. Si nos vincula un compromiso de esta naturaleza, ya son dos instituciones que han decidido colaborar, más allá de químicas personales y puntuales. Y no solo en el Día del Daño Cerebral sino durante todo el año.
– Como profesional muy implicado en el tema, qué crees que pueden aportar las empresas y las entidades que no forman parte de nuestro colectivo?
Cosas muy diversas; quizás haya entidades que puedan dar incluso la posibilidad de integrar laboralmente a estas personas; es decir, que no solo es la aportación económica -que sin duda es necesaria-, sino la posibilidad de integración laboral, que puede ser un tema importante.
Por otro lado, creo que para las empresas es una manera de expresar su solidaridad, su compromiso social a través de una entidad que ya lleva un tiempo funcionando y que hace una labor muy valiosa; es incontestable, no es alguien que acaba de nacer; ATECE Bizkaia lleva más de 21 años, y siempre ha tenido una actividad asistencial para aquellas personas a las que no han llegado las instituciones públicas.
En resumen, creo que les puede dar un buen lugar en el que volcar su responsabilidad social y también ellos pueden ofrecer algunas soluciones de integración laboral u ocupacional.
– Estamos seguros que seréis un gran refuerzo para ATECE y que nuestra colaboración va a ser muy beneficiosa para el conjunto del colectivo. Gracias por vuestra decisión. ¿Alguna otra cosa que quieras añadir?
Nuestro deseo es apoyar al movimiento asociativo a nivel del País Vasco. Nuestra implantación esta en Gipuzkoa, nuestra ciudad más cercana es Vitoria y donde realizamos mayor actividad ambulatoria es en Bilbao; es decir, que nuestra implantación es en el País Vasco. En ese sentido es una iniciativa que ahora apoyamos en Bizkaia, que es donde existe, pero si un día se produce un nivel de integración mayor y la figura se aplica a todo el País Vasco, todavía estaríamos más satisfechos de colaborar.
– Tomamos nota del reto; igual es la primera aportación como Socio Solidario