Hemos realizado la primera excursión del año con destino a Pasaia, en una agradable jornada.
Con la intención de fortalecer nuestra actividad social, hemos realizado la primera excursión de este
año. Tal y como explicamos en otras ocasiones, queremos seguir avanzando con ciertas actividades en las que el ocio y la unión familiar tomen importancia y las excursiones son una de las más divertidas. Son positivas para todos los que forman Atece: equipo de profesionales, personas asociadas y familiares.
El primer destino ha sido Pasaia, lugar idóneo para desconectar y aprender cosas nuevas sobre conocimientos marítimos. Con ese propósito comenzamos la excursión. Tras dar un paseo para conocer el pueblo, realizamos una visita guiada a Itsas Kultur Faktoria Albaola. Allí nos explicaron su actividad principal, la construcción de embarcaciones históricas, y resaltaron el valor de la tecnología marítima artesanal. Es un espacio innovador donde se recupera y pone en valor la tecnología marítima artesanal. Es el lugar en donde se gestan y de donde zarpan navegaciones imposibles, buscando el conocimiento desde la experimentación.
Las curiosidades que conocimos en Itsas Kultur Faktoria Albaola no nos dejaron indiferente a nadie y señalábamos con gran entusiasmo la réplica del gran ballenero San Juan que estaban construyendo “en el que uno podría perderse horas y horas”. Este ballenero se tardaba cinco meses en construir y se llegaban a utilizar de 3 a 4 toneladas de hierro para hacer los clavos, las anclas…
Arantza, una de las participantes en la excursión nos hace un pequeño resumen de lo más significativo para ella:
Gracias a las explicaciones de la guía, hemos conocido que los balleneros partían hacia Terranova con barricas cargadas de sidra (6300km que recorrían aprovechando la corriente del Atlántico) para traerlas de vuelta cargadas de aceite de ballena (5500km, siguiendo la corriente del Golfo de México).
Llegaban hacia marzo para cazar las conocidas como ballenas de Groenlandia, una especie que al ser propia del ártico, escondía una enorme capa de grasa. Lo cual resultaba atractivo para los balleneros, que procesaban la grasa hasta producir el aceite, que más adelante sería utilizado para asegurar el combustible del alumbrado.
Algunos datos curiosos:
-Se tardaba cinco meses en construir un ballenero. Lo cual requería una estudiada producción en serie.
-La quilla del barco era de haya. Ya que esta madera es mucho más resistente que otras bajo el agua.
-El mástil era de abeto y el resto del barco de roble, por su fortaleza.
-Los carpinteros de ribera, como eran conocidos aquellos que cortaban la madera para los barcos, estaban muy organizados con los forestales. Ya que en el bosque se trataban las piezas, que luego se trasladaban con bueyes.
-Los árboles eran manipulados mientras crecían. Se forzaban ciertas formas durante su crecimiento para conseguir los ángulos deseados de las valengas y genoles (las que serían las costillas del barco).
-Las cuerdas y los cabos eran de cáñamo.
-Se utilizaban de 3 a 4 toneladas de hierro para hacer los clavos, las anclas… El hierro procedía de Somorrostro.
-Los cazadores de ballenas sabían reconocer la magnitud del cetáceo con sólo ver la longitud del chorro de agua que lanzaban.
-Se dice que gracias al poder antioxidante de la sidra, los balleneros vascos se prevenían del escorbuto.”
La visita continuó con una comida y más paseos por la zona. La jornada resulto muy entretenida y pedagógica para todos los que acudimos a la cita. Actividades como esta se enmarcan en el ambiente de cercanía y confianza que hay en la asociación y en su papel de atender las necesidades del colectivo de afectados por el DCA. Vista la acogida que ha tenido, solo queda esperar a la siguiente con muchas ganas e ilusión.