Hace ya unos cuantos años, al salir del trabajo, me encaminaba a ATECE-BIZKAIA, una Asociación de Daño Cerebral Adquirido que se iniciaba bajo el impulso de familiares de personas afectadas por esta enfermedad y en la que encontraba el apoyo que necesitaba. Nacía sin papel ni pluma, si una simple máquina de escribir o de un billete de cien pesetas.
En un gran paso a través del tiempo me encuentro en la nueve sede, olvidada ya la antigua que nos cedió, durante varios años, la Diputación Foral de Bizkaia y que ahora parece que se resiste en esa ayuda que consideramos justa y necesaria, si nos remitimos a lo que representamos para el Colectivo y socios y al reconocimiento del Gobierno Vasco, vía Boletín, de nuestra condición de Asociación de Utilidad Pública, Asociación de Interés Social y derecho vía taxa de visualizar nuestros proyectos.
En una charla informal con nuestro Sr. Presidente me pide opine sobre lo positivo y negativo de embarcarnos en esta maravillosa aventura, en ese gran salto sin red.
Dejando de lado las diferencias que hubo en principio de la necesidad de crear o no una asociación, ya que se pensaba que era una obligación de la Administración, considerando la bondad social y asistencial de los objetivos, considerando las dificultades de ubicación del local, considerando el apoyo de la entidad bancaria a un proyecto de alto riesgo, sin darle demasiada importancia a la seriedad de los que planificaron, a la perrita del constructor, a la amabilidad del arquitecto y su ayudante, al discurso de inauguración, a las personas que acudieron a degustar el catering correspondiente, al primer pago del préstamo, a las comidas de Navidad, al lotero que nunca nos premia…
Repito, que sin darle demasiada importancia a estas y otras cosas y con un respeto y cariño a las personas que nos dejaron, opino con la verdad del que no miente que en ATECE-BIZKAIA no hubo conflicto entre lo positivo y negativo, como puede suponer el título, aunque las preocupaciones no nos falten, seguramente como a vd. , amigo curioso. Considero que nos resultará muy fácil coincidir en que lo positivo, lo importante, son las personas, las personas afectadas y sus familias.
Enrique