La atmósfera en los campos de desplazados en las últimas semanas es extraña. Tras los últimos acontecimientos, la paz ha vuelto tímidamente a algunas regiones y algunos desplazados regresan a casa después de dos años. Pero nuevas personas procedentes de otras territorios continúan llegando. La esperanza y la cautela van de la mano.
Las condiciones de vida en los campos de Goma son muy duras: los campos están instalados sobre roca volcánica, la comida es insuficiente, las distribuciones son aleatorias y corruptas, los servicios sanitarios son mínimos, la protección es deficiente… Solo la pasada semana se denunciaron cuatro casos de violaciones en el campo de Buhimba (en uno de ellos, la víctima fue una niña de ocho años). Nadie quiere vivir en un entorno así. Pero los combates en el interior hacen que el goteo de personas que llega a los campos continúe.
Es cierto que la situación política en la región ha mejorado mucho en poco tiempo. La detención de Laurent Nkunda, la desmovilización repentina del CNDP y el sorpresivo acuerdo (auspiciado por los Estados Unidos) entre la República Democrática de Congo y Rwanda para combatir al FDLR han dado un giro de ciento ochenta grados a la situación política. Sin embargo, el ejército congolés (FARDC) no parece capaz de acabar militarmente con el FDLR, y los combates entre ambos grupos armados siguen causando nuevos desplazamientos.
Ayer, cuando iba a los campos, vi a un hombre pegando a una adolescente en plena calle. No se trataba de un simple bofetón. La chica estaba en el suelo y se revolvía mientras el hombre la golpeaba repetidamente. Mucha gente pasaba por delante y nadie hacía nada. Yo estaba en el coche, y dudé en bajar, pero no lo hice. A los pocos segundos algunos curiosos rodearon al hombre y éste se detuvo. Luego me dijeron que era un padre que pegaba a su hija porque no quería volver a casa.
Con un padre así yo tampoco querría volver.
Hace unos días vimos en casa una película producida por Javier Bardem. Se titula Invisibles. Recomiendo el corto sobre el Congo, dirigido por Wim Wenders. Refleja muy bien el día a día de muchas mujeres de esta región.