Primero de Mayo

 

Hoy es primero de mayo, día de fiesta, la fiesta del trabajo y hoy, por ser martes me toca también pasar la noche en el piso de acogida.

Quizá por juntarse esta fiesta con mi voluntariado, me ha dado por pensar en los chicos del piso y en lo difícil que lo tienen a la hora de poder incorporarse al mercado laboral.  Si ya es difícil, muy difícil de por sí la situación para gente muy preparada,  la posibilidad de encontrar un trabajo para una persona recién salida de la cárcel, en algunos casos inmigrante y en muchos casos ex-toxicómana, es poco menos que remota.

Por lo que leemos en los periódicos o vemos por la tele, yo creo que todos nos podemos hacer una idea de la gravedad del problema, sin embargo me gustaría escribir sobre las dificultades añadidas con las que se encuentran personas que, habiendo saldado su deuda con la sociedad tras pasar por la carcel, quieren dar un giro a su vida.

Para mí, uno de los mayores problemas es cómo justificar esos años en blanco que aparecen en un curriculum. Cómo explicar dónde has estado esos tres o cinco años no justificados.  Se podría ir con la verdad por delante y decir, “estuve en la cárcel de Nanclares y durante esos años me formé haciendo cursos de electricista, albañilería o pintura” . Eso podrían decir, reafirmarse en su nuevo proyecto de vida yendo de cara, sin embargo, ¿el jefe de recursos humanos que les tuviera que contratar apostaría por ese cambio?

El otro problema que veo es la situación personal de estas personas: procedencia, formación, dependencias…y es que puede que para los chicos llegue un día en el que tengan suerte y encuentren trabajo, pero luego, lo que toca es mantenerlo y eso también es complicado, muy complicado y requiere de un profundo trabajo personal en el que hayan trabajado muy a fondo la responsabilidad. Por poner un ejemplo, algo tan sencillo o tan complicado para mí, como levantarme a una hora determinada para ir a trabajar, no dormirme, puede resultar un mundo para personas a las que nunca se les ha exigido el cumplimiento de unos horarios.

Todo esto he pensado hoy al ver las manifestaciones del uno de mayo sumando, a la impotencia de no ver una solución al problema que estamos viviendo, mi recuerdo y preocupación por los chicos.

“Es difícil, muy difícil ” he vuelto a pensar, “pero no imposible” me he dicho. Y al rato he recordado a varios chicos que habiendo pasado por el piso, ya están trabajando. Así que habrá que quedarse con eso y tratar de apoyar y transmitir optimismo. Es lo que toca.

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elcorreo.com

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