Los dos “récords” de los rohingyas

La opinión pública ha asistido en el último mes al “descubrimiento” de un “nuevo” conflicto. Sirvan todas las comillas del mundo para las palabras arriba mencionadas. Los rohingya son, según la ONU, un pueblo sin estado y “virtualmente sin amigos”. Con una población de 1.000.000 de personas y una historia que se remonta al siglo VIII. Sin embargo, no tener estado no significa no tener hogar: su lugar de origen es el norte del estado de Rakáin en la Birmania occidental. Hoy, en 2017, huyen de Myanmar por razones de vida o muerte. El gobierno birmano ha tomado la parte por el todo y en respuesta a los ataques perpetrados por un grupo rebelde de origen rohingya, ha comenzado a arrinconar, a cercar y directamente a liquidar a miles de personas. La crisis ha adoptado el calificativo de “limpieza étnica” según las palabras del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU.

El trayecto que los rohingya siguen hasta convertirse en refugiados es el que separa Birmania de Bangladesh: el río Naf. A partir de ahí, si llegan con vida, viven confinados principalmente en la región de Cox´s Bazar, junto al resto de las 500.000 personas que han huido de la violencia birmana. Habrá notado el lector que en ningún momento se utiliza la palabra “ciudadano”. No es casualidad. Los rohingyas no tienen ninguna consideración a efectos civiles ni políticos. El estado de Myanmar no los reconoce como grupo étnico y tampoco tienen libertad de movimiento. De hecho, lo que dice Birmania es que en realidad son inmigrantes musulmanes de Bangladesh, que cruzaron la frontera durante la ocupación británica.

No volvamos al siglo pasado. En octubre de 2017, casi dos meses después de que comenzara la huida, y más de 70 años después de que los rohingyas empezaran a ser perseguidos históricamente, las necesidades son de extrema gravedad. Así lo ha podido constatar el Director Ejecutivo de UNICEF, Anthony Lake, durante su reciente visita a los refugiados, donde no ha dejado de ver llegar personas “hambrientas, exhaustas y temerosas”.

El máximo representante de UNICEF relataba las condiciones de vida de los refugiados y aludía al extremo riesgo de un brote de cólera. De hecho, en la última semana se han tratado casi 10.300 casos de una enfermedad que resulta especialmente peligrosa para niños y niñas. Por ello, UNICEF ha organizado una campaña de vacunación oral masiva, gracias a la movilización de 200 unidades móviles que van a distribuir 900.000 dosis de vacuna: la segunda mayor campaña de vacunación oral de la historia.

Pero la crisis de los rohingyas ha batido otro desgraciado record: se considera la emergencia de refugiados que más rápidamente se ha desarrollado en la historia, con más de medio millón de personas huidas en poco más de un mes y medio.

UNICEF, como hace 70 años, sigue estando del lado de aquellos niños y niñas que ven vulnerados sus derechos. Las situaciones excepcionales necesitan soluciones no menos excepcionales.

 

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elcorreo.com

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