25 de abril – Día Mundial del Paludismo

El Paludismo mata a un niño en algún lugar del mundo cada 30 segundos.

Las enfermedades no entienden de fronteras. La Malaria tiene carácter endémico en 107 países y territorios y puede llegar a ser cruel con la infancia, especialmente cuando se combina con la pobreza, siendo más frecuente y mortífera en los cinco primeros años de vida.

Impide que los niños y niñas acudan a la escuela y que los adultos trabajen. Todos los años le cuesta a África de 10.000 a 12.000 millones de dólares en producto interno bruto perdido.

El Paludismo tiene mayor incidencia en el continente africano y en las zonas con climas tropicales y húmedos, donde se dan las condiciones adecuadas de vida del mosquito Anopheles, encargado de transmitir los parásitos del género Plasmodium, causantes de dicha enfermedad.

Es inaceptable que una enfermedad curable y prevenible, siga causando a día de hoy un número ingente de muertes anuales.

Si cada niño africano durmiera bajo una mosquitera impregnada de insecticida, cuyo coste ronda los 5 euros, se evitarían cerca de 500.000 muertes infantiles anuales, según datos de UNICEF.
La lucha contra la malaria no solo salva las vidas de los niños y niñas, alivia la carga de los centros sanitarios y mejora la salud de las madres embarazadas y posteriormente la salud de sus hijos. Controlar el paludismo puede reducir también las muertes por desnutrición.

Es responsabilidad colectiva de todos nosotros emplear las medidas correctas en el momento adecuado para acabar con esta enfermedad.

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elcorreo.com

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