Es curioso como algunos conceptos se fijan en las personas y son muy pero que muy difíciles de erradicar. Lo pude comprobar hace poco en una reunión entre amigos; hablando sobre la actriz , Marlee Matlin, ganadora de una Oscar por la película : “Hijos de un dios menor”, cuando alguien la califico como actriz SORDOMUDA, ahí se me encendieron todas las alarmas, cómo es posible que todavía se siga utilizando el término sordomudo, para hablar de personas con deficiencia auditiva.
¿Cuál es el término correcto?, ¿sordo o sordomudo?, la pregunta es tan recurrente como preguntarse si el camello tiene, ¿una o dos jorobas? Para aclarar ambos conceptos lo mejor es acudir a la wikipedia:
La sordera es la dificultad o la imposibilidad de usar el sentido del oído debido a una pérdida de la capacidad auditiva parcial (hipoacusia) o total (cofosis), y unilateral o bilateral. Así pues, una persona sorda será incapaz o tendrá problemas para escuchar. Ésta puede ser un rasgo hereditario o puede ser consecuencia de una enfermedad, traumatismo, exposición a largo plazo al ruido, o medicamentos agresivos para el nervio auditivo.
Por otro lado:
Sordomudo es un término que designa a aquellas personas que no han desarrollado o han perdido la capacidad auditiva y vocal al mismo tiempo. No confundir con personas sordas, con discapacidad auditiva, sordociegas, o mudas.
Las definiciones parecen bastante claras, pero aun así, la confusión entre ambos término está muy extendida entre la mayoría de las personas, ¿por qué los confundimos?
La razón puede que se encuentre, en la importancia que se le da a que las personas con deficiencia auditiva HABLEN, de hecho esta es la primera pregunta que los padres y madres con hijos/as sordos/as, hacen a los especialistas médicos, logopedas… ¿mi hijo/a va a hablar?
Como refleja el comic del inicio, las personas sordas hablan, tienen su voz, algunos optan por comunicarse oralmente, otros por usar la Lengua de Signos, y otros manejan ambas sin problemas. Hablar, no es pues, un imposible para las personas sordas, sino más bien una elección; elección que debe estar basada en la capacidad de la persona sorda, gracias a la rehabilitación logopedia , para expresarse oralmente y también en el conocimiento de la Lengua de Signos, esto es, en un bilingüismo real.
Dominar ambas lengua, la lengua oral y la Lengua de Signos, no limita una sobre la otra, sino que dobla sus posibilidades de interacción en la sociedad. La rehabilitación logopedica y el aprendizaje de la Lengua de Signos, son dos acciones, a las que deben darse igual importancia para el desarrollo integral de la persona, ser capaces de expresarse como de comprender, puesto que queda demostrado que las personas sordas pueden hablar, pero desde luego lo que no pueden hacer es oír.