Rebajes en los pasos de peatones

El 8 de marzo de 2017 recibimos, por fin, respuesta del Ayuntamiento de Bilbao a nuestra demanda. Nos enviaron una carta en la que se nos comunicaba que se habían presupuestado las obras en la calle Buenos Aires que la harían accesible para las personas con discapacidad al adecuar los rebajes de los pasos de peatones existentes en la misma.
Tras repetidas demandas de dicha adecuación, vía el servicio “tu Ayuntamiento te escucha “de la página web municipal, a las que nos respondieron que ya estaban rebajados, parece que nos van a hacer caso.
Será que el relato de mi experiencia personal al haberme quedado en medio de la calzada con mi silla scooter atascada en ese paso, sin poder subir a la acera, como les explicaba en mi última reclamación, les ha parecido suficientemente importante, grave, diría yo.
Ahora todo depende de que el presupuesto de estas obras sea priorizado por el Consejo de Distrito correspondiente.
Seguimos esperando.

Los Derechos de las Personas con Discapacidad (mucha normativa)

Llevan años reconociendo que hay un profuso conjunto de impedimentos que privan a las personas con discapacidad del pleno ejercicio de sus derechos s y que esto conlleva exclusión social que debería ser abordada por los poderes públicos. Aprueban leyes muy progresistas que luego no se desarrollan y así pasa el tiempo, que pronto son años, y años,…

La ley 13/1982 de 7 de abril, de la integración social de las personas con discapacidad, fue la primera ley aprobada en España dirigida a regular la atención y los apoyos a las personas con discapacidad y sus familias, y supuso un avance relevante para la época.
Más de veinte años después, la Ley 51/2003 de 2 de diciembre de igualdad de oportunidades, no discriminación y accesibilidad universal de las personas con discapacidad, supuso un renovado intento en la equiparación de oportunidades que llevó, cuatro años más tarde, a la aprobación de la ley 49/01/2007, de 26 de diciembre donde se estableció un régimen de infracciones y sanciones en esta materia.
Además, la Ley 27/2007 de 23 de octubre reconocía las lenguas de signos españolas y regulaba los medios de apoyo a la comunicación oral de las personas sordas.
De nuevo El Real Decreto Legislativo 1/2013 de noviembre, aprueba el texto refundido de la Ley General de Derechos de las Personas con Discapacidad y de su Inclusión Social.
Y a todo eso hay que añadir la legislación de las comunidades autónomas….

La realidad es que los avances en los últimos más de 30 años han sido bastante escasos aunque nos los presenten como grandes pasos hacia la integración. Las personas con alguna discapacidad seguimos sin poder participar en la sociedad con las mismas oportunidades, ni de lejos pero, tenemos que enfrentarnos frecuentemente con las opiniones populares que dicen que ahora todo está muy bien preparado y mucho más fácil.
El tema de la accesibilidad no se toma en serio. Un ejemplo claro, se hacen mal los rebajes en los pasos de peatones porque no hay nadie que controle que queden al ras con la cera, sin aristas, como pide la normativa. Eso supone que tengamos muchos caminos bloqueados y se nos multiplique el esfuerzo necesario para llegar a otros. No nos queda más remedio que seguir peleando porque no hay concienciación de la mayoría de la gente y tampoco institucional.

A vueltas con la accesibilidad

Yo quiero poder acceder a cualquier establecimiento comercial, utilizar el transporte público o asistir a espectáculos como todo el mundo. He reclamado este derecho ante distintos estamentos por diferentes medios y no he obtenido más que buenas palabras pero pocas soluciones.
Estoy cansada de pedir que nos dejen atravesar con el coche las zonas peatonales para acercarnos a cada lugar al que no puedo llegar de otra manera pero no voy a dejar por eso la batalla.
Ahora me muevo con mi silla scouter “transformer”(se llama así porque se abre y pliega casi sola), me encuentro con otros problemas, como ya esperaba, y tengo de nuevo que reclamar.
Para empezar, la pretendida independencia no es posible porque el aparato no cabe en el ascensor de casa, tengo que plegarlo, pedir ayuda a los vecinos para meterlo en el ascensor y entrar en casa. Habrá que pedir a la Comunidad que se instale uno más amplio y funcional.
Cuando me desplazo por las calles de Bilbao he de ir con cien ojos y medir previsoramente la altura e inclinación del rebaje por donde cruzaré porque si no está suficientemente alisado me quedaré en medio del tráfico con el riesgo consiguiente. Y me pasa demasiadas veces.
He pensado que voy a salir a la caza del mal rebaje. Los rebajes suelen ponerse en los pasos de peatones pero, como digo, no todos son practicables, vamos, sólo algunos lo son.
Voy a ir apuntando y comenzaré a reivindicar:
Al cruzar por el paso de la calle Buenos Aires, para dirigirme a la calle Píncipe, me he quedado “atascada” un par de veces. Tengo que subir hasta la plaza Circular para cruzar por un rebaje bien hecho y bajar por la acera hasta Príncipe para llegar a Ripa.
Por favor, ¡ACCESIBILIDAD YA!
Marta Manzanares

Aunque parezca mentira

Hoy en día es rara la persona que admitiría abiertamente considerar que valemos menos las personas que tenemos alguna discapacidad, bien sea de movilidad, sensorial u otra, pero la realidad es que nos encontramos frecuentemente con actitudes que demuestran lo contrario.
Una compañera que se desplaza con una silla de ruedas me comento hace unos días un hecho altamente denunciable. Ella asiste con regularidad al a la Escuela de Idiomas de Bilbao. Se iba a hacer un simulacro de incendio, como es habitual para prevenir problemas que se pudieran presentar en caso de tales incidentes, y la llamaron aparte para sugerirle que ese día no acudiera a la clase porque” iba a ser complicado para ella y era mejor que se quedara en casa”
Le sentó muy mal pero no dijo nada y no apareció por la Escuela el día indicado.
¿Esto no es exclusión? ¿Cómo vamos a estar preparados para afrontar estos y otros problemas si cuando se realizan los simulacros se nos saca del escenario? ¿Es que nuestra supervivencia no importa? ¿Y la de los demás? ¿No estamos todos en el mismo barco?.
Marta Manzanares

XII ENCUENTRO POR LAMUJER CON DISCAPACIDAD. EN EL TEMA OCIO

El 3 de noviembre de 2015 estuve en la sala de la UPV Bizkaia Aretoa en Bilbao , en el XII Encuentro por la Mujer con Discapacidad de FEKOOR, que se ha acercado esta vez al mundo del ocio y el tiempo libre en todos sus ámbitos.
Si examinamos los diferentes campos en que invertimos el ocio más habitualmente, vemos clara diferencia del grado de desarrollo alcanzado por los hombres y por las mujeres. En el caso de las mujeres, el acceso o a la cultura, al deporte y al ocio, en general, ha sido mucho menor y más reducido aún si hablamos de las mujeres con discapacidad, siendo muy difícil encontrar documentos escritos sobre el tema.
Hay por lo tanto varios retos en cuanto al ocio y las Personas con discapacidades:
1.- Hay que reconocer la EXCLUSIÓN que existe, para a continuación
2.- Reivindicar la INCLUSIÓN en el ocio porque éste es un elemento fundamental como mediador en la vida de todas las personas.
En el campo del deporte es evidente la discriminación que la mujer ha sufrido y está sufriendo. Aunque existe una Federación Vasca de Deporte Adaptado, sólo hay un 20% de mujeres entre las 800 licencias. Esto es debido, en parte, a que siguen existiendo estereotipos sociales que nos alejan de la actividad deportiva y a que nos faltan modelos que nos inciten a su práctica.
Gemma Hassen Bay, varias veces medallista paralímpica, sería uno de esos modelos a quien hemos tenido el gusto de escuchar y que se me ha quedado grabado. ¡Pues no se ha propuesto nada menos que subir al Kilimanjaro en silla de ruedas!

Damnificad@s en el homenaje al Athletic

A mí también me gusta el Athletic , como a casi tod@s l@s bilbaín@s y a mucha otra gente de diversos orígenes y niveles sociales. Por  ello viene tan contenta el martes 18  a la  oficina a pesar de no haber dormido apenas por quedarme viendo la final de la Supercopa que habíamos ganado.

Se había decidido darles un homenaje, y a mí me  parecía muy   bien porque se lo merecían.

Lo que no sabía era  que a  cuenta de la mencionada  celebración me iba a  quedar sin transporte.. El Ayuntamiento cortó el tráfico por el centro de la ciudad de 14:30 h. a 21.00h. y quienes no podemos usar el metro nos quedamos “colgad@s”. ¿A quién le importa?. A los responsables del Ayuntamiento no.

¡¡Museos accesibles, YA!!

Estamos preparando una excursión de personas de la Fundación IGON por las encartaciones y no dejamos de hallar problemas. ¿Qué novedad, verdad?
La idea es visitar por la mañana el Museo de la Minería de Gallarta, situado en la que fuera zona minera de hace años. Las condiciones del museo permiten la visión de varios videos explicativos, de la exposición de algunas piezas de mineral, de utensilios de trabajo pero, lamentablemente, la parte exterior nos estará vedada a quienes usamos silla de ruedas o tenemos otros problemas de movilidad.
En la búsqueda de otras posibilidades nos hemos encontrado con que el Castillo de Muñatones no puede ser visitado porque no está preparado y carece hasta del mínimo equipamiento de algunas rampas para salvar escalones en el piso bajo.
El Museo de las Encartaciones localizado en la Sala de Juntas de Avellaneda fue remodelado y se precia de ser el más adaptado de los museos porque cuenta con carteles adaptados a la discapacidad intelectual. Habrá que verlo.
Al Centro de Interpretación Ambiental PEÑAS NEGRAS ubicado en la zona alta del municipio de Ortuella no podremos acudir porque se accede por un camino forestal y el paseo de 3 km andando queda fuera de nuestras posibilidades.
¿Por qué nos quedan siempre tan pocas opciones?¿Dónde está la maravillosa “accesibilidad para tod@s” proclamada en los medios?
Ya, nos toca seguir peleando.

Tengo derecho

Estamos en verano y los calores inherentes a la estación me volvieron a jugar una mala pasada ayer. Mi esclerosis múltiple nunca ha tolerado demasiado bien el calor.
Cuando salí de mi primera experiencia en una clase de Pilates me dirigí valiente a la oficina de IGON que está a “dos pasos “, pero el sol calentaba con fuerza y mis rodillas se iban debilitando a la par que los pies se me calentaban y aguantaban a duras penas los zapatos. Cuando por fin llegué a casa apenas me tenía en pie y no estoy exagerando.
Parecería que a veces me olvido de mis limitaciones y de las obligaciones que estas implican pero no, lo que hago es rebelarme ante ambas porque me niego a admitir que me bloqueen, sin pelear, al menos.
Por esa misma razón sigo pidiendo paso con mi coche por las zonas peatonales, lugares reservados con paso preferente, adecuación de los servicios, accesibilidad de medios de transporte, polideportivos, playas, y un largo etcétera porque casi nada está adecuadamente preparado para que yo lo utilice con normalidad, menos aún si pretendo hacerlo de forma autónoma. Y tengo derecho, sé que tengo derecho.

Marta Manzanares

Así no se puede

En la semana de Pascua, fuimos este año 2015 a Tenerife, a disfrutar del sol que no teníamos aquí y a darnos unos baños en el mar, si era posible.
Se supone que el aeropuerto está preparado para que las personas con discapacidades físicas podamos realzar los viajes en avión con perfecta normalidad y con esto yo entiendo que de veríamos poder hacerlo con autonomía, sin necesidad de llevar forzosamente ningún acompañante.
Pero cuando llegamos allí nos enfrentamos con que no es era así. Hay un teléfono al que llamar para pedir ayuda pero no contesta nadie. Llamamos entonces al teléfono central de AENA desde el que nos dijeron que se ocupaban de avisar, pero tras largos minutos de espera nos respondieron que “no contestaban”. Mi marido marchó al interior del aeropuerto a la búsqueda de alguien que se encargara de nosotr@s mientras yo me quedaba con las maletas
¿Y si llego a estar sola? Habíamos avisado la víspera siguiendo los pasos estipulados por la compañía. Y no había servido de nada. Lo más triste es que esto se repite año tras año.
Marta Manzanares

El INVIERNO

Se está acabando el invierno y no sé si me alegro o me da pena. Por una parte, me encuentro mejor con las temperaturas bajas, pero también tengo ganas de que el sol aparezca un poquito.
En invierno hay días muy duros. Si llego al portal de casa y oigo el viento rugir por la plaza, tengo que plantearme la conveniencia de salir con mis muletas a enfrentarme con los elementos. Porque no sé si será seguro atravesarla para llegar al servicio de Bidaideak que me trae hasta la oficina. Cuando sopla con ganas, a ráfagas, tengo que andar muy despacio, controlando que no me pille el golpe más fuerte con una muleta en el aire, porque entonces voy al suelo seguro y nadie sabe contra qué se chocará mi cabeza o se doblará mi pierna. Y no pretendo dar pena, simplemente digo que igual ese día se acababa ya mi jornada de trabajo.
Si en vez del viento, arrecia la lluvia o ambos aparecen juntos, el camino se hace interminable y cuando llego a cubierto, estoy como una sopa porque el chubasquero no es suficiente (no puedo llevar paraguas), si es gordo y me protege del frío, pesa mucho y me cuesta moverme con él, si es fino me “congelo” y se escurre el agua por todos los sitios.
Y luego nos ponen las zonas peatonales por las que no podemos pasar en coche para facilitarnos la vida ¡Qué detalle!

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