Abierta la convocatoria para la IV Edición de los Premios Anesvad

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Las entidades que quieran presentar candidatura tiene de plazo hasta el 15 de agosto.

Un año más, abrimos la convocatoria para los Premios Anesvad, que celebran ya su IV edición coincidiendo con los 25 años de actividad de nuestra organización en África. Con estos premios queremos hacer un reconocimiento a entidades que trabajan por y para aquel continente, vinculadas con el Derecho a la Salud y/o la lucha contra las Enfermedades Tropicales Desatendidas (ETD).

En esta ocasión introducimos una importante novedad. Seguirá habiendo tres categorías (Emprender, Innovar y Perseverar), pero en cada una de ellas se reconocerán organizaciones de dos ámbitos:

Así pues, serán seis los premios a repartir, con una dotación económica total de 45.000€.

El plazo para optar a los premios está abierto hasta el 15 de agosto, y las entidades interesadas en presentarse deben formalizar sus candidaturas a través de nuestro formulario online. En esa misma web están disponibles las bases de participación y toda la información relativa a los Premios.

Las propuestas serán evaluadas por un jurado formado por profesionales y entidades que trabajan en la cooperación con África, la promoción de la salud y los Derechos Humanos. Las entidades ganadoras se darán a conocer en un acto público el próximo 19 de noviembre en la Sala BBK de Bilbao.

Tenéis toda la información en: http://www.anesvad.org/es/premios/

Anesvad ilumina Bilbao por el Día Mundial de África

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San Mamés fue el pasado sábado 25 de mayo el edificio más luminoso de la noche bilbaína. Con motivo del Día Mundial de África el estadio coloreó sus 42.000 puntos LED de un intenso amarillo para “alumbrar” este continente y ‘Hacer visible lo invisible’.

Mediante el alumbrado de este emblemático edificio, Anesvad ha querido promover el conocimiento y la información sobre África, además de arrojar luz sobre una realidad que asola gran parte de los países de esa parte del mundo: las Enfermedades Tropicales Desatendidas (ETD).

Enfermedades como la úlcera de Buruli o la lepra, que afectan a 1.500 millones de personas (una de cada seis en el mundo) pero de las que apenas se habla. No en vano, se las conoce como enfermedades olvidadas porque quienes las sufren parecen no existir a ojos del mundo desarrollado, ya que viven en zonas remotas de países donde abunda la pobreza. Enfermedades que causan mucho dolor y discapacidades graves y permanentes, además de generar un enorme estigma social en quienes las padecen, pero de las que los medios de comunicación no dan cuenta y en las que no se invierte ni investiga por no ser rentable económicamente.

Para algunas de estas enfermedades existe cura; de otras aún se sabe muy poco sobre la forma en que se transmiten o cómo combatirlas. Por eso, con esta campaña Anesvad llama la atención sobre los esfuerzos necesarios para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la agenda 2030 adoptada por la Asamblea General de la ONU. En ella se aspira a garantizar la salud y el bienestar para todas las personas, en cada etapa de la vida, poniendo fin a las epidemias causadas, entre otras, por las ETD. La organización también quiere invitar a la sociedad a que se informe y contribuya a “dar luz sobre las enfermedades olvidadas” y sacar del olvido a las personas que las sufren. Muchos millones de personas que ven condicionada su salud y vida por el simple hecho de haber nacido en entornos donde estas enfermedades encuentran su hábitat natural.

Las enfermedades olvidadas

Desde 2015 Anesvad centra su actividad en la lucha contra las Enfermedades Tropicales Desatendidas en África subsahariana, donde se concentra el 40% de la población mundial afectada por alguna ETD. Allí, la organización realiza proyectos en Ghana, Costa de Marfil, Togo y Benín. En estos países existen regiones en las que la gente está expuesta diariamente a la úlcera de Buruli, pian, lepra o filariasis linfática, sobre las que la entidad se ha especializado.

Son cuatro enfermedades de manifestación cutánea con algunas características comunes y que afectan sobremanera a las personas en situación de mayor vulnerabilidad, especialmente la infancia. En todas ellas es fundamental la detección y tratamiento precoces para evitar las discapacidades que ocasionan (desfiguraciones, lesiones incapacitantes en extremidades e incluso amputaciones), así como la discriminación asociada.

Anesvad, mediante acuerdos con gobiernos locales y ONG de la zona, adopta un enfoque integrado para poder detectarlas y proceder con su tratamiento. Algunas requieren estudiar las circunstancias de cada paciente y asignar medicación u operación según la gravedad de la persona afectada. Otras, como el pian, se curan con administración de medicamentos. Pero en todos los casos, para poder realizar estas tareas es necesario contar con el apoyo de la sociedad e instituciones, visibilizando el problema de las ETD y “haciendo visible lo invisible”.

Estudios demuestran que la medicación contra las Enfermedades Tropicales Desatendidas aporta beneficios paralelos para la salud

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El enfoque integral de Anesvad permite promover la salud general a partir de la lucha contra las ETD. Una estrategia en línea con los estudios que demuestran que, además de por su acción directa sobre los organismos responsables de las enfermedades, los tratamientos contra las ETD inciden positivamente en otras áreas de la salud comunitaria, como la mortalidad infantil.

En 2009, en un área de Etiopía endémica de la enfermedad de tracoma, se encontró que la administración masiva de azitromicina (destinada a combatir esa Enfermedad Tropical Desatendida) se asociaba además con reducciones dramáticas en la mortalidad infantil. Los hallazgos se consideraron sorprendentes, y en un estudio posterior realizado en Malawi, Níger y Tanzania, se confirmó que la mortalidad infantil en general era menor entre los niños en edad preescolar que efectivamente recibieron el fármaco. El efecto sobre la salud pública se daba principalmente en los primeros tres meses tras la distribución del medicamento, lo que sugiere que la azitromicina podría tener beneficios sustanciales si se administrase a la población más de una o incluso dos veces por año.

Otras investigaciones han demostrado que la sangre que contiene ivermectina (otro fármaco aplicado a la lucha contra determinadas ETD) puede reducir de forma paralela la transmisión del Plasmodium vivax, uno de los parásitos causantes de la forma de malaria más frecuente. Esto es así gracias a los efectos del fármaco que impide la viabilidad de los parásitos que transmite el mosquito.

Son dos de los ejemplos más recientes de que la lucha contra las ETD mediante la administración de fármacos (quimioterapia preventiva) está demostrando beneficios añadidos sobre la salud que no se esperaban. Así se advierte en un reciente artículo publicado en ‘The New England Journal of Medicine’ que asegura que los medicamentos utilizados han impactado positivamente más allá de los objetivos originalmente previstos.

Se trata de una excelente noticia que refuerza la estrategia que llevamos a cabo en Anesvad apoyando a los servicios de salud de los países en los que intervenimos con, por ejemplo, la administración de azitromicina en la lucha contra el pian. Estos estudios avalan el enfoque integral e integrado que seguimos a la hora de detectar casos de ETD, ya que estamos promoviendo la salud general más allá de la acción directa sobre determinadas enfermedades. Además, se da un gran ahorro en costes derivados del cuidado de salud, que para las personas con menos recursos son a veces inalcanzables.

Al optimismo que han despertado estos estudios hay que añadirle una dosis importante de prudencia, puesto que aunque han generado un impacto muy positivo en torno a la metodología de prevención y actuación contra las ETD mediante antibióticos, los resultados son aún preliminares. Se requieren pruebas clínicas adicionales y aprobaciones reglamentarias antes de que puedan incorporarse como acción habitual en los mecanismos de la salud pública.

También se debe indagar sobre la posible aparición de resistencia farmacológica (una de las preocupaciones asociadas a esta estrategia); por ejemplo, hasta el momento se ha demostrado que la administración masiva de azitromicina no provoca resistencia al fármaco en la Chlamydia trachomatis, pero sí podría provocarla con el pian. En el futuro, señala el artículo, será esencial monitorear los programas de quimioterapia preventiva para la posible aparición de patógenos bacterianos respiratorios y gastrointestinales resistentes a la medicación.

Parece, no obstante, que el impacto en la salud pública de la quimioterapia preventiva aumentaría significativamente los años de vida saludable de las personas en las regiones tropicales y sería altamente rentable. Es, según insiste el estudio, una manifestación exitosa de la Cobertura Sanitaria Universal que contribuye al progreso hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

La recogida de muestras, fundamental para detectar casos de úlcera de Buruli

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Es un procedimiento que debe respetarse y realizarse con mucha minuciosidad. De él dependen la detección y el tratamiento que concluya con la cura del paciente.

La úlcera de Buruli es una infección crónica que debilita la piel y tejidos blandos de quien la padece, hasta el punto de acabar produciendo desfiguraciones permanentes y discapacidad. Para evitar llegar a los estadios más avanzados de la enfermedad que conllevan estas terribles secuelas, la detección y el tratamiento precoces son fundamentales.

El procedimiento en terreno marca un protoclo para su detección, que se inicia con la recogida de muestras de los casos sospechosos. Primero se identifica al paciente y se rellena una hoja con sus datos, fecha, lugar de procedencia, si se trata de un nuevo caso o no y se registra al personal sanitario que recoge la muestra. Esta hoja se mete en una bolsa que luego queda sellada. Los mismos datos se escriben en los tres tubos que recogerán las muestras.

Para obtener éstas se desinfecta la herida y se recogen con bastoncillos muestras del centro de la herida y de los alrededores, que se introducen en los tubos. Éstos se incluyen en la bolsa sellada, que se manda al laboratorio, donde se hace la confirmación de casos a través de métodos moleculares como el PCR. Las muestras se recogen a diario pero si es necesario se pueden conservar en un frigorífico.

En uno de nuestros viajes a Ghana el año pasado pudimos conocer a dos personas cuyo trabajo está directamente relacionado con este protocolo y que nos ilustraron sobre cómo se lleva a cabo. Shirley Victoria Simpson, del departamento de bacteriología del Instituto Noguchi, nos comentaba que en sus instalaciones forman a los técnicos para que sepan cómo coger correctamente las muestras, cómo deben ser empaquetadas, cómo rellenar los formularios que las acompañan.

La fase de recogida es de suma delicadez, puesto que si no se recoge bien se corre el riesgo de incurrir en mal diagnóstico: puede que la bacteria de la enfermedad ni siquiera aparezca. Shirley nos señalaba que hay un protocolo muy concreto para asegurarse de que la muestra se coloca bien, la forma en la que hay que preservarla, el tiempo de transporte hasta los laboratorios… “Es una cadena que hay que respetar”, decía.

Antony Ablordey, del mismo Instituto, nos aseguraba que desgraciadamente no hay todavía métodos rápidos para diagnosticar la enfermedad, aunque desarrollarlos es una prioridad porque un procedimiento tan largo puede conllevar errores. Así, a veces se dan casos en los que en terreno se intuye claramente una úlcera de Buruli, pero como la muestra no se ha recogido bien, en laboratorio da negativo. Ablordey comentaba que “para el tratamiento lo más importante es el diagnóstico, y para eso es necesaria una buena recogida de muestras. Si no, incurrimos en una enorme pérdida de recursos… y las consecuencias de un mal diagnóstico todos las conocemos”.

La úlcera de Buruli en diez datos

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A pesar de afectar a miles de personas cada año, mucha gente lo desconoce todo sobre esta Enfermedad Tropical Desatendida.

La úlcera de Buruli es una de las cuatro ETD de manifestación cutánea que combatimos en Anesvad. Esta infección crónica y debilitante de la piel y los tejidos es, para mucha gente, una completa desconocida; no es casualidad que esté en el grupo de las llamadas “enfermedades olvidadas”.

Lo cierto es que se trata de una afección muy presente en países de África subsahariana, y se ceba especialmente con las personas en situación de mayor vulnerabilidad. Por eso es importante combatirla y controlarla.

En Anesvad consideramos importante que se conozca algo más acerca de ella. Y para lograrlo, te ofrecemos a continuación los diez datos más relevantes sobre esta enfermedad:

  • Puede dar lugar a desfiguraciones y discapacidad permanentes.

Afecta principalmente a la piel, los tejidos blandos y los huesos, y da lugar a la formación de grandes úlceras, por lo general en piernas y brazos. Aunque las úlceras se curan con el tiempo, los pacientes tratados inapropiadamente pueden quedar con grandes cicatrices y deformidades.

  • La causa la bacteria Mycobacterium ulcerans, que inhibe la respuesta inmunitaria.

Suele comenzar como una tumefacción indolora, lo que dificulta la detección precoz. LA bacteria produce una toxina, la micolactona, que además inhibe la respuesta inmunitaria. Esto permite que la enfermedad avance rápidamente sin dolor ni fiebre.

  • Más de 30 países han notificado casos de úlcera de Buruli.

La notificación periódica y precisa contribuye al seguimiento de la enfermedad y los progresos del tratamiento. Hasta el presente se han notificado casos de úlcera de Buruli en 33 países de África, América, Asia y el Pacífico Occidental.

  • Anualmente, 15 de los 33 países notifican entre 5.000 y 6.000 casos.

Los países de África Occidental y Central (Benin, Camerún, Costa de Marfil, Ghana y República Democrática del Congo) notifican la mayoría de los casos. No obstante, en África la mayor parte de los casos aún se diagnostican demasiado tarde. Mientras que en Australia y en Japón la mayoría de las lesiones (~90%) se diagnostican cuando todavía están en la categoría I, esto solo ocurre en el 32% de los pacientes africanos.

  • Muchos de los pacientes son menores de 15 años que viven en zonas tropicales rurales.

Los aspectos clínicos y epidemiológicos de la úlcera de Buruli varían considerablemente en los diferentes países y entornos y entre ellos. En África, los menores de 15 años representan aproximadamente un 48% de las personas afectadas.

  • Mycobacterium ulcerans pertenece a la misma familia de bacterias que las causantes de la tuberculosis y la lepra.

Observadas al microscopio, M. ulcerans y M. tuberculosis son similares, pero M. ulcerans se desarrolla a temperaturas más bajas (29-33 ºC) que M. tuberculosis (36-37 ºC).

  • El 55% de las lesiones se producen en las extremidades inferiores.

Ddestruye la piel y los tejidos blandos y causa grandes úlceras, generalmente en piernas y brazos. Aunque la mayoría de las lesiones se producen en las extremidades inferiores, un 35% de ellas afectan a las extremidades superiores y un 10% a otras partes del cuerpo.

  • El 80% de los casos detectados tempranamente se puede curar.

El diagnóstico precoz y el tratamiento con combinaciones de antibióticos han mejorado ampliamente los resultados para los pacientes. Un diagnóstico tardío o la administración de medicamentos demasiado tarde pueden dar lugar a hospitalizaciones prolongadas y costosas.

  • Si los casos se notifican demasiado tarde el riesgo de discapacidad es del 25%.

Los pacientes que no se tratan tempranamente sufren discapacidades funcionales a largo plazo. La infección ósea puede dar lugar a grandes deformidades y amputación de miembros. Los enfoques esenciales para minimizar el sufrimiento se basan en la detección precoz y el tratamiento con antibióticos.

  • La educación sanitaria es fundamental para controlar la úlcera de Buruli.

La detección precoz y el tratamiento con antibióticos minimizan el sufrimiento. La sensibilización respecto de la enfermedad, la educación sanitaria de las comunidades, la capacitación de los profesionales sanitarios y la participación activa de voluntarios de las aldeas son elementos cruciales para asegurar el diagnóstico precoz y el tratamiento de la enfermedad.

(Fuente de la información: Organización Mundial de la Salud)

La salud va mucho más allá de la atención médica

El 89% de la salud ocurre fuera del espacio clínico y viene condicionado por nuestra genética, comportamiento, ambiente y circunstancias sociales. Estos factores son conocidos como los determinantes sociales de la salud.

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Tendemos a pensar que la salud y lo que sucede con ella está, si no únicamente, sí estrechamente ligado a la atención médica que nos ofrezcan. Y es un error. Es algo que en Anesvad hemos tenido siempre claro, y de ahí nuestra preocupación no sólo en luchar contra las Enfermedades Tropicales Desatendidas, sino en cuidar también los conocidos como determinantes sociales de la salud en todos nuestros proyectos e intervenciones.

Porque la salud de una persona viene determinada por un amplio conjunto de factores que se podrían resumir en cinco grandes grupos: genética, atención médica, circunstancias sociales, medio ambiente y comportamiento individual. Sobre muchos de ellos se puede incidir para tratar de resolver algunas de las inequidades sanitarias a las que millones de personas se enfrentarán en su vida. En algunos casos son cuestiones que tienen mucho que ver con la distribución del dinero y con las políticas adoptadas en los diferentes países donde intervenimos: Benín, Costa de Marfil, Ghana y Togo.

¿Se puede cuantificar la importancia de estos determinantes sociales de la salud? Hasta ahora parecía complicado, pero GoInvo, un estudio de diseño digital americano especializado en el ámbito sanitario, ha desarrollado un algoritmo que lo permite (basándose en fuentes como la OMS y entrevistas personales con analistas de políticas públicas, expertos en salud y profesionales clínicos). El resultado: el 89% de la salud se da fuera del espacio clínico, a través de nuestra genética, comportamiento, ambiente y circunstancias sociales. Esta empresa ha logrado, además, integrar estos determinantes y su peso en un único gráfico muy elocuente.

De forma resumida, éste es el porcentaje de relevancia que tiene cada categoría sobre la salud de un individuo:

  • Entorno: 7%. Calidad del agua, acceso a alimentos saludables, oportunidades laborales y educativas, exposición a contaminantes…
  • Cuidados médicos: 11%. Calidad de la atención y de los profesionales, vacunas y medicación, distancia a recursos…
  • Genética y biología: 22%. Estado nutricional, género, edad…
  • Circunstancias sociales: 24%. Estatus, identidad de género, trabajo, desarrollo y cultura de la primera infancia, discriminación, pobreza, nivel de educación…
  • Comportamiento individual: 36%. Hábitos alimenticios, los patrones de sueño, ejercicio, actividad sexual, niveles de humor…

En vista de estos resultados, en Anesvad nos reafirmamos en nuestra idea de actuar con firmeza sobre estos determinantes y en incidir sobre las inequidades sanitarias que vienen determinadas por cómo una persona vive, nace o trabaja.

Rompiendo barreras a base de méritos

800-wilhelminaAunque deba luchar contra los prejuicios y las trabas de sociedades tradicionalmente machistas, África subsahariana está asistiendo al empoderamiento de la mujer en muchos ámbitos. La salud es uno de ellos.

El peso que se le otorga a la mujer en los países de África subshariana está subiendo por el impulso que su papel supone para sus economías, su bienestar social y su crecimiento. Aunque el trabajo por la igualdad de género debe ser constante y aún está lejos de alcanzar sus objetivos, es innegable que las mujeres están tomando las riendas y ocupando los espacios que por derecho y por méritos les corresponden. Espacios que hasta hace poco les estaban vedados, pero que con su empeño y esfuerzo están encargándose de conquistar.

Si nos circunscribimos al ámbito de la salud, en países como Ghana era frecuente que la mujer destacara y se desarrollase profesionalmente únicamente en la provisión de servicios sanitarios. Pero el techo de cristal -que no sabe de culturas, sociedades o continentes- va quebrándose a golpe de realidades como la de Wilhelmina. Una joven mujer con la que estuvimos en nuestro último viaje al país y que nos demuestra que los puestos de planificación y dirección estratégica de la salud ya no son ajenos a su género.

Wilhelmina Tiwaah es directora del Distrito de Mphohor para el Servicio Sanitario de Ghana desde hace dos años. Desde su puesto trabaja para erradicar las Enfermedades Tropicales Desatendidas como la úlcera de Buruli de una amplia región. De profesión farmacéutica, reconoce que para ella fue un reto dedicarse a su profesión prácticamente desde que decidió estudiar y comprobó que parte de su familia no la apoyaba. “En esos momentos se suponía que tenía que estar en casa, ayudando con las tareas y no estudiando o trabajando”, nos comentó. Por fortuna, contaba con el apoyo de su madre: “Estaba convencida de que tenía que estudiar, buscar mi propio camino”. Ella fue su valedora ante el resto de la familia. Aunque Wilhelmina también reconoce que se ha visto beneficiada por vivir en una zona urbana. “Me ha ayudado a tener posibilidades de progreso, de estudiar, de tener independencia. Esto no es posible para la mayoría de las niñas en las zonas rurales de mi país, e incluso para jóvenes de zonas periurbanas supone un problema que una mujer quiera trazar su camino”.

Cuando se estaba graduando tuvo a su primer hijo. Su madre le animó a seguir con su formación. Hizo un master, que le ayudó a postularse para el puesto de directora de distrito. Y aunque ella misma personifica la lucha contra los prejuicios en su comunidad, reconoce que es difícil no dejarse llevar por tantos años de condicionamiento: “El mal estado de las carreteras hace que el viaje entre mi casa y el trabajo se alargue, lo que añade estrés a mi día a día y… me genera cierto sentimiento de culpa por estar lejos de casa tantas horas”.

Y es que los prejuicios siguen teniendo mucho peso en la sociedad ghanesa. “Una mujer no puede tener éxito laboral, no puede destacar por encima de un hombre porque hace que el hombre parezca menos inteligente, le hace sentir inseguro. Por eso sigue existiendo tanto sometimiento”, nos confesó. Algo que le ha obligado a trabajar la empatía y la comunicación para generar buen clima laboral. “Los hombres llevan mal que yo sea su jefa, más aún porque soy muy joven, así que el truco está en la comunicación, en cómo les hablo, en hacerles sentir importantes”.

Lo mismo, reconoce, que le sucede con los pacientes. “Un hombre no tiene que demostrar que es un buen director de distrito, ni un buen médico, ni un buen farmacéutico. Yo tengo que demostrarlo cada día ante los pacientes, me ven primero como mujer, luego tengo que demostrar mis capacidades y habilidades y una vez que ven que puedo tratarles bien, entonces confían”. De nuevo, los prejuicios tomando el control. Y de nuevo, una mujer para romperlos en pedazos.

PHAST: la educación y la mujer como ejes de la mejora sanitaria

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El agua es un factor fundamental en la promoción de la salud y la lucha contra las Enfermedades Tropicales Desatendidas que afectan a las personas más vulnerables de África subsahariana, aquellas que viven en contextos de escasa salubridad. En estas comunidades no suelen existir fuentes de agua potable o letrinas en unas condiciones apropiadas. Se estima que hasta un 80% de las enfermedades en países en desarrollo están provocadas por un acceso poco seguro al agua y por un saneamiento inadecuado. Por eso en Anesvad primamos las actuaciones sobre el tratamiento del agua y las condiciones higienicosanitarias derivadas de ella. La úlcera de Buruli o el pian, por ejemplo, se transmiten en entornos poco saludables donde el agua limpia escasea.

Además, somos conscientes de que en los países en los que actuamos (Ghana, Costa de Marfil, Togo, Benín) es la mujer en quien recae la responsabilidad de las tareas domésticas e higiénicas relacionadas con el agua: desde ir a recogerla a las fuentes más cercanas y almacenarla en casa, hasta cocinar con ella o usarla para la limpieza del hogar.

Teniendo presente este rol tradicional que desempeñan las mujeres y su estrecho vínculo con el agua, siempre hemos pensado que su figura es clave para el desarrollo de hábitos de higiene que contribuyan a mejorar la salud comunitaria. ¿De qué forma podíamos mejorar la educación sanitaria en el colectivo femenino?

La respuesta: mediante sesiones comunitarias siguiendo la metodología PHAST (Participatory, Hygiene, And Sanitation Transformation – en castellano ‘Transformación Participativa para la Higiene y el Saneamiento’). Un enfoque innovador, ideado por la Organización Mundial de la Salud, que se viene aplicando en muy diversos países para promover comportamientos higiénicos, mejoras sanitarias y el tratamiento del agua, todo mediante la sensibilización y actividades de participación grupales.

El principio en el que se basa es que si no hay conciencia y comprensión de la relación del agua con la salud, no habrá cambios perdurables en el comportamiento. Así, las participantes descubren por sí mismas las vías de contaminación del agua, analizan los comportamientos humanos asociados a dicha contaminación y se les enseña a planificar la forma de evitarla.

En estas sesiones se logra que todas las participantes tomen parte y aporten de alguna manera. Se desarrolla así confianza en sí mismas, ya que son capaces de diagnosticar sus propios problemas y comprometerse a participar en la realización de cambios. Muchas veces se realizan ejercicios prácticos para una mejor asimilación de los contenidos.

Este método pretende que, a través de la incidencia de las mujeres, las comunidades adquieran mejores comportamientos, administren el manejo de su propia agua controlando enfermedades relacionadas con el saneamiento y se fomente la motivación y el entusiasmo por el avance.

En Anesvad confiamos en esta metodología porque, además de las mejoras evidentes aplicando lo aprendido en las sesiones, aporta un importante beneficio para las mujeres que toman parte de él: ganan en autoestima. Se ven capaces de incidir sobre los problemas sanitarios sin esperar a que otros encuentren las soluciones. El método PHAST nos permite empoderar a la mujer y convertirla en promotora y agente de la salud.

Y eso, especialmente en países con enormes brechas de género en ámbitos sociales, sanitarios, educativos y políticos, es hoy más importante que nunca. Permite, en definitiva, situar la educación como primer paso para generar salud y asentar a la mujer como su eje vertebrador.

“La salud debería ser un Derecho Humano fundamental, reconocido y blindado en las constituciones nacionales”

carlos_artuondoCarlos Artundo es la última incorporación al Patronato de Anesvad. Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Navarra, especialista en psiquiatría y máster en Salud Pública (SP) ha participado activamente en organismos del mundo de la Salud Pública, tanto a nivel nacional como internacional. Además, ha colaborado con diversas organizaciones humanitarias especializadas en salud, y ha desarrollado misiones y proyectos en países como Bosnia, Cuba, Congo, Brasil o Turquía.

Con su integración como vocal en el órgano directivo de Anesvad, Carlos espera poder “contribuir a través de mi visión de Salud Pública” en una organización que está “trabajando y apostando por un abordaje integral de la defensa y promoción de la salud como Derecho Humano”. Políticas sanitarias, derechos o género son algunos de los temas que abordamos en esta entrevista que nos acaba de conceder.

Pregunta: ¿Crees que la Salud es un Derecho reconocido y respetado en el mundo?

Respuesta: Antes de hablar del derecho a ella, tenemos que detenernos en la salud como concepto. Cuando hablamos de salud no sólo debemos entenderla como ausencia de enfermedad, sino como completo bienestar físico y psicosocial, y relacionado con la perspectiva de los determinantes sociales, que son los que condicionan la salud del individuo y de cualquier comunidad.

Por otro lado, en demasiadas ocasiones se entiende el derecho a la salud como el derecho a la atención sanitaria; eso es un reduccionismo. El derecho a la salud es a todos los ámbitos a los que ésta atañe: la promoción, la prevención, los cuidados… más allá de la atención sanitaria.

Habiendo acotado ya el concepto salud, debo decir que aunque es verdad que tanto Naciones Unidas como la Organización Mundial de la Salud (OMS) la reconocen como derecho, no se trata de uno reconocido de manera legal y del que se pueda exigir su complimiento. No está en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, lamentablemente. A pesar de ello, hay una tendencia generalizada, a través de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y el marco de Naciones Unidas, a encaminarnos hacia el total reconocimiento de este derecho, pero de momento no está siendo muy efectiva. Porque documentos y compromisos hay muchos, pero en la práctica no se aplican. Como en otros grandes temas de la agenda internacional, no es ‘caridad’, es ‘justicia’ de lo que estamos hablando.

P: Entonces, ¿los organismos internacionales como la OMS no están haciendo el trabajo necesario para reconocer el Derecho a la Salud?

R: La OMS es una organización intergubernamental, de Naciones Unidas, financiada por los Estados miembro, por los gobiernos. Y desgraciadamente estamos en la era de nacionalismos extremos, capitalismos sin reglas que no quieren que haya límites a su capacidad de maximizar el beneficio. Los organismos internacionales son presa de este contexto.

La OMS hace lo que puede y lo que le dejan hacer. Es importante reforzar su discurso, porque en particular en el sector salud, éste es más positivo y progresivo que las políticas dominantes a nivel mundial. Tiene una intención, son coherentes con la perspectiva del derecho a la salud, el impulso de la Atención Primaria de Salud. El discurso lo tienen. Es a los gobiernos a los que hay que mirar y cuestionar su apuesta por la salud.

P: ¿Hasta qué punto es importante el trabajo de las organizaciones que trabajan por el Derecho a la Salud? ¿Están haciendo un trabajo que debería corresponder a los gobiernos?

R: Creo que la salud debería ser un Derecho Humano fundamental, reconocido y blindado en las constituciones nacionales, de obligado cumplimiento, exigible en instancias judiciales y a todos los niveles. Pero la realidad no es así en gran parte del mundo; incluso en España estamos retrocediendo en el reconocimiento de este derecho.

En este escenario es imprescindible el trabajo de la sociedad civil y las ONG como Anesvad para poner el tema en la agenda internacional. Hay que impulsar la función social de las ONG para crear un discurso crítico y alternativo a las políticas actuales.

Las ONG tienen que sustentarse en dos patas: por un lado la intervención (como testigo, y apoyando y dando voz a las personas enfermas) y por otro la denuncia de las causas estructurales de esas situaciones de pobreza y dificultad de acceso a la salud. Es algo que siempre se ha dicho, pero en la práctica no se ha hecho; y la labor no sólo debe ser de denuncia, sino también de articulación de un discurso propositivo. Vamos a contribuir cada uno en nuestro sector, siendo capaces de establecer las alianzas necesarias para influenciar y cambiar el actual orden de las cosas.

P: ¿Cómo crees que podrían mejorase los sistemas sanitarios de África subshariana, la región donde Anesvad interviene (y donde las ETD tienen mayor presencia)?

R: Hay que reforzar los sistemas públicos de salud, muy especialmente (como dice la OMS) la Atención Primaria de Salud y la Salud Pública, que son los pilares que garantizan la salud de las personas en un porcentaje elevadísimo (el 80-90% de las necesidades de una persona en su vida).

Es importante hacer un matiz sobre los sistemas públicos: entendemos que son públicos en cuanto a su financiación, liderazgo, regulación, dirección estratégica… lo sustantivo. Pero la provisión de los servicios depende de las circunstancias concretas de cada país. Y en general, en los países africanos los actores que proveen asistencia sanitaria son muy variados, hay muchos privados pero sin ánimo de lucro. Hablo de organizaciones como Anesvad, que deben complementar y colaborar con los sistemas públicos para mejorar la salud de la gente, especialmente de los más vulnerables.

P: Uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible es lograr la Cobertura Sanitaria Universal (que promueve una vida más saludable para todos mediante la inversión en los sistemas sanitarios). Pero, tal y como denuncia el ‘Informe 2018 sobre la Salud en la Cooperación al Desarrollo’ estamos muy lejos de conseguirla: cerca de la mitad de la población mundial carece de acceso integral a servicios sanitarios básicos y existe una enorme falta de equidad entre la salud de las personas y las regiones del planeta. ¿Crees que este tema tiene el peso suficiente en la agenda internacional del desarrollo sostenible?

R: No, evidentemente. No hay más que ver las cifras: en España un 70% de disminución de gasto en cooperación debido a los recortes en los últimos diez años. Y a pesar del incremento experimentado recientemente, estamos aún en un 0,19% (respecto al PIB) de ayuda a desarrollo. Los países europeos de nuestro entorno están en un 0,49%. Muy lejos todos del 0,7%, que se plantea como meta. Además, hay que decir que se inflan las cifras, ya que se contabilizan como ayuda al desarrollo gastos que no lo son. En general el sector salud no tiene el peso que debería. En España es el 2,56%; en el conjunto europeo cerca de un 3%, muy lejos de nuevo de lo que deberíamos.

Me gustaría que nos cuestionáramos ideológicamente el rumbo que llevamos. Por ejemplo, se toma el crecimiento económico como indicador ideal para comprobar la evolución de una sociedad. Y el PIB como indicador del desarrollo. En ambos casos estamos equivocándonos. Ya hace años que se viene exigiendo (sin reflejo todavía en las agendas internacionales) que se deben buscar otros índices (felicidad humana, Índice de Desarrollo Humano…). Los que se están utilizando no responden a la realidad de la vida de la gente.

Hay que poner en cuestión los parámetros fundamentales que pretenden medir cómo se desarrollan las comunidades. Hay una serie de factores que no se están midiendo: el concepto de seguridad integral: alimentaria, sanitaria, acceso a una vivienda digna, a bienes básicos… Establecer una combinación completa.

P: ¿Cómo se puede luchar contra las desigualdades sanitarias en zonas como el África subsahariana?

R: La lucha contra las desigualdades sanitarias no se puede aislar de la lucha contra la desigualdad en general, algo en lo que Anesvad ya trabaja por su interpretación de la salud y los determinantes sociales de la salud, que van más allá de los aspectos sanitarios: facilidades económicas, empoderamiento, educación o distribución equitativa de recursos.

Deberíamos tratar de garantizar la promoción de la salud, la protección y los cuidados asociados. Para ello es importante asociar estrategias de salud a las políticas nacionales. Habría que realizar una evaluación del impacto en salud de estas políticas: que en todos los grandes proyectos de un gobierno se evalúe el impacto que tienen sobre la salud humana.

P: El Informe también incide en que salud e igualdad de género están fuertemente vinculadas, algo que mucha gente desconoce. Por ejemplo, muchas mujeres dependen de la voluntad de los hombres para poder acceder al sistema sanitario. ¿Qué medidas, qué políticas socio-sanitarias se pueden tomar para favorecer la participación femenina en la toma de decisiones?

R: Asumir políticas constructivas de igualdad y de educación. Y fomentar un cambio de mentalidad. Están arraigadas concepciones culturales que hay que cambiar.

Hay que destacar socialmente el fortalecimiento y reconocimiento de la mujer en el tema de la salud. La mujer tiene un papel importantísimo en las familias y las comunidades africanas, en su bienestar; hay que reconocer ese papel.

En todas partes (también en los países en desarrollo) la mujer está tomando las riendas. Es un movimiento que no se va a poder parar, lo que es fantástico. Tal vez la mujer no ha llegado aún a ocupar espacios en la planificación y dirección estratégica de la salud, pero en la provisión de servicios sanitarios sí. Y poco a poco se va a ir llegando a otros niveles, seguro.

P: Tienes una amplia trayectoria internacional y de colaboración con organizaciones del sector. ¿Qué crees que puede aportar tu experiencia y visión a Anesvad?

R: Espero aportar mi experiencia en sistemas de salud y gestión sanitaria, que he desarrollado a nivel local, nacional, y global. También en cooperación sanitaria internacional, un campo en el que me he desarrollado profesionalmente. Pero sobre todo, quisiera contribuir a través de mi visión y perspectiva de Salud Pública.

P: ¿Qué imagen de Anesvad crees que posee la sociedad?

R: Desde mi experiencia y percepción personal Anesvad se ve como una organización que trabaja históricamente la lepra y que se está abriendo a otras Enfermedades Tropicales Desatendidas. Una organización que nace en Euskadi, que ha superado momentos difíciles y que está trabajando y apostando por un abordaje integral de la defensa y promoción de la salud como Derecho Humano.

Anesvad y el Ministerio de Salud e Higiene Pública de Costa de Marfil firman un convenio de colaboración

convenio-costa-de-marfilEste acuerdo es el primer paso de una alianza que permitirá combatir las Enfermedades Tropicales Desatendidas en el país los cinco próximos años.

Anesvad entra de lleno a luchar contra las Enfermedades Tropicales Desatendidas (ETD) en Costa de Marfil gracias al convenio que la entidad acaba de firmar con el Ministerio de Salud e Higiene Pública de aquel país.

Una delegación de la organización, formada por el director general, Iñigo Lasa, y la coordinadora país para Costa de Marfil, Eguzkiñe Muñoz, se reunió ayer con el ministro de sanidad marfileño, Dr. Aka Aouelé, para rubricar el acuerdo que define las modalidades de colaboración entre ambas entidades en el marco de la lucha contra las ETD en el país subsahariano.

Este convenio, que tiene una duración de cinco años, enmarcará los futuros acuerdos de colaboración que tomarán forma de proyectos.

Proyecto piloto

El primero de los proyectos que alumbrará este convenio ya está establecido y se desarrollará en un plazo de 26 meses, tiempo en el que se espera alcanzar los siguientes objetivos:

  • Establecer de un sistema de sensibilización y detección de casos utilizando un enfoque integrado para el control y detección temprana de ETD de manifestación cutánea: úlcera de Buruli, lepra y pian.
  • Garantizar una atención general efectiva y de calidad para las personas afectadas (titulares de derechos) por estas ETD, así como por otras dermatosis detectadas por el sistema de detección temprana.
  • Fortalecer la promoción, la coordinación, el monitoreo, la evaluación y la vigilancia de las ETD de manifestación cutánea.

El importe de este primer proyecto es de 2.368.844 euros, de los que Anesvad aportará el 56%: 1.330.744 euros. Se trata de un primer e importantísimo programa dentro del marco de colaboracion que establece el recién firmado convenio con el que esperamos arrancar una carrera de fondo que nos permita poner en marcha muchos otros en coordinación con los diferentes actores clave del país (centros especializados, laboratorios, agrupaciones de la sociedad civil).

El fin último es poder ayudar a muchas personas afectadas por ETD en Costa de Marfil, como se hará con este proyecto piloto entre cuyos beneficiarios destaca la población infantil (menores de 15 años), que representa el 48% de los nuevos casos de úlcera de Buruli detectados en 2017 y el 9% de los nuevos casos de lepra.

(*Fotografía: Ministerio de Salud e Higiene Pública de Costa de Marfil)

elcorreo.com

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