Pauta 5: Participación comunitaria

10 pautas se distribuyen en tres campos interrelacionados. Del segundo de ellos, Interrelaciones y estructura adecuada: organización para una acción efectiva, damos cuenta en las tres próximas entradas, correspondientes a otras tantas pautas, a las que asociamos las correspondientes recomendaciones.

 Recomendación 5.1. La intervención preventiva debe incluir actividades que aseguren y mantengan la implicación de líderes y personas clave en la toma de decisiones, así como el compromiso de aquellas organizaciones que vayan a ser responsables directas o indirectas de su ejecución. 

  • Implicar activamente en la planificación y ejecución de la acción preventiva a las personas clave en la toma de decisiones. 
  • Implicar a las personas responsables de la ejecución de la intervención en la planificación y en la toma de decisiones.

 Muchas iniciativas de prevención pueden parecer excelentes ideas y disponer de una notable evidencia respecto a su anterior efectividad. Sin embargo, si no se ha involucrado activamente en su desarrollo, desde el principio, a todas aquellas figuras clave, formales e informales, necesarias para su ejecución, la iniciativa difícilmente podrá implementarse de un modo adecuado.

Por ejemplo, existen evidencias de que políticas sobre abusos de drogas bien diseñadas y bien ejecutadas pueden ayudar en la prevención de problemas con el alcohol y las drogas entre estudiantes. Una ejecución efectiva de tales políticas requiere el liderazgo de las personas clave en la toma de decisiones en el sistema educativo, la cooperación del profesorado y demás personal del colegio, y la aprobación por parte de padres, madres y estudiantes. Si cualquiera de estos grupos se resiste al cambio, la iniciativa puede verse bloqueada. De manera similar, programas escolares de entrenamiento en habilidades para la vida han resultado ser más efectivos cuando han sido correctamente ejecutados por el profesorado.

La implicación de las personas responsables de la toma de decisiones y de la ejecución de las intervenciones puede comenzar en una fase temprana del proceso de planificación. Para asegurar la cooperación en todos los momentos de la intervención, todas aquellas personas que tienen poder de decisión o estarán implicadas en la ejecución, necesitan estar activamente involucradas en la planificación.

La planificación necesita incluir a los participantes en todos los niveles, incluyendo a las personas que lideren la intervención. De esta manera, pueden preverse los problemas potenciales de la ejecución por parte de aquellas personas con más posibilidades de entender cómo funcionará la acción preventiva en su área de responsabilidad.

La implicación de los actores clave puede lograrse involucrándolos en el proceso de planificación. Por ejemplo, un colegio que quiere intervenir para reducir la violencia, puede establecer una estructura organizativa que facilite la toma de decisiones conjunta entre servicios comunitarios, estudiantes, profesorado y familias.

 Importancia del compromiso. Es necesario ampliar las oportunidades de participación cuando sea pertinente, comenzando con la planificación e  incluyendo los diversos momentos de la ejecución de los programas. Por ejemplo, involucrar a las familias en la educación de sus hijas e hijos parece relacionarse con el éxito escolar y con una menor incidencia del abuso de alcohol y de otras drogas. Involucrar a la comunidad en las acciones de prevención ayuda a asegurar su asunción local, la adaptación adecuada de las intervenciones a las condiciones locales y la credibilidad de las acciones entre las personas a las que van dirigidas.

Muchas de las intervenciones preventivas viables que existen pueden haberse iniciado sin una adecuada participación y compromiso de la comunidad. Considerando la pauta cinco, sin embargo, se puede ampliar significativamente la efectividad a largo plazo, hasta el punto de que tales iniciativas animen a la participación y compromiso de los actores clave en la mejora de la acción preventiva. Por ejemplo, la decisión de la gerencia de una cadena de supermercados de impedir la venta de bebidas alcohólicas a menores de edad, podría reducir el abuso adolescente de alcohol, al menos a corto plazo. Si el impulso para tal acción proviniese de los ciudadanos e involucrase a establecimientos de venta minorista, así como a familias, colegios y grupos de jóvenes, podrían producirse cambios a largo plazo.

De manera similar, las normas sobre analíticas de drogas impuestas por la patronal podrían tener un efecto significativo sobre el abuso de drogas por parte de la población trabajadora, y sobre los problemas relacionados, tales como accidentes laborales. Ahora bien, si los propios empleados, a través de sus representantes, están involucrados en el diseño, tanto de las normas como de los servicios de asesoramiento y rehabilitación existentes para reducir los problemas asociados al abuso de drogas, puede ampliarse el impacto global.

La participación requiere un claro compromiso para identificar e implicar a líderes clave de los diversos grupos culturales que forman parte de la comunidad, o constituyen el grupo diana de la iniciativa de prevención. Estos líderes clave pueden representar, de manera formal o informal, a un amplio abanico de diferencias culturales que pueden no ser siempre evidentes o accesibles para personas ajenas al grupo cultural. Quienes promueven la prevención necesitan generar confianza en la comunidad para obtener el apoyo y la implicación de estos líderes.

Cuando quienes promueven la iniciativa de prevención son ajenos al grupo diana, su actitud debe ser de absoluto respeto por las diferencias culturales, por los valores y los comportamientos particulares de dicha población. Para ello, es importante comprender que las normas tradicionales pueden representar fortalezas a la hora de mantener la salud y la capacidad de adaptación de las personas que integran un grupo.

*En próximas entradas, seguiremos poniendo a su disposición nuevos capítulos del documento “Guidelines and Benuchmarks for Prevention Programming”, desarrollado por el Departament of Health and Human Services. Sustance Abuse and Mental Health Services Administration (SAMHSA), el Center for Substance Abuse Prevention (CSAP) y el  National Center for the Advancement of Prevention (NCAP), traducido y publicado por Fundación EDEX como “10 Pautas. Diseño y aplicación de programas eficaces de prevención del abuso de drogas”.

 

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