Pauta 1. Conocimiento de la población diana

Las 10 pautas se distribuyen en tres campos interrelacionados. Del primero de ellos, Selección de las estrategias apropiadasinvertir en iniciativas prometedorasdamos cuenta en las cuatro primeras entradas. A cada pauta se asocian determinadas recomendaciones.

 

Recomendación 1.1La intervención preventiva ha de basarse en un claro conocimiento y definición  de las poblaciones y grupos con los que se quiere actuar, una cuidadosa consideración de sus patrones de consumo de drogas, sus culturas, sus escalas de valores y probabilidad de respuesta a las acciones.

Las pautas aquí presentadas dan por sentado que se ha valorado la necesidad de determinar la verdadera naturaleza de los problemas relacionados con el abuso de drogas. También se entiende que este análisis proporciona información válida para decidir acerca de las estrategias a considerar. En la planificación y realización de las intervenciones preventivas es importante tener en cuenta que existen notables diferencias entre unas poblaciones y otras. Estas diferencias pueden ser significativas para establecer si una determinada iniciativa tiene probabilidades de éxito, o cómo debe ser adaptada para obtenerlo.

La población diana debe estar claramente definida. ¿Quién puede ser afectado por una estrategia determinada? ¿Cuál es la edad, sexo, área geográfica, etc., que define a la población diana? ¿Los responsables de planificar las actuaciones preventivas tienen experiencia en el trabajo con esta población diana y comprenden sus problemas? La no consideración de estos aspectos puede hacer que el programa no atraiga al grupo previsto o no permita acceder a él.

Algunos enfoques se centran monográficamente en determinadas drogas, como los psicofármacos, el tabaco, o el alcohol. Jóvenes, personas mayores o mujeres embarazadas, suelen presentar diferentes patrones de consumo y distintos riesgos asociados al mismo. Las acciones preventivas diseñadas para incidir sobre determinadas drogas necesitan ser planificadas a partir del conocimiento de su consumo diferencial por parte de distintos segmentos de la población.

  • Para definir la población diana hay que determinar al menos las siguientes variables: edad, sexo, situación socioeconómica, características culturales y características geográficas.
  • Examinar los patrones de consumo de drogas.
  • Tener en cuenta la información, las creencias, los valores y las actitudes que las personas destinatarias de la acción sostienen ante las drogas y ante la propia intervención preventiva.
  • Valorar la probabilidad de que la población diana responda a la iniciativa preventiva.

Una vez que el grupo ha sido definido, se ha de examinar la adaptación entre la intervención propuesta y las características del grupo. De esta manera, las actuaciones preventivas dirigidas a jóvenes deben ser adecuadas a las características particulares del abuso de drogas por la gente joven en una comunidad concreta. Por ejemplo, la conducción bajo los efectos del alcohol puede no ser un gran problema para los adolescentes de las ciudades, quienes no siempre disponen de vehículos o no necesitan conducir; pero los jóvenes de zonas rurales pueden beber y conducir con mayor frecuencia.

Las diferencias culturales entre poblaciones (referentes al sexo, estilos de toma de decisiones, patrones de comunicación, modelos de aprendizaje, modas, etc.) pueden ser especialmente relevantes en la valoración y planificación de las intervenciones preventivas. Por ejemplo, un modelo de acción basado en un liderazgo fuerte y centralizado puede no ser apropiado en una cultura en la cual las decisiones acostumbran a tomarse por consenso.

En cambio, en otras comunidades un líder carismático fuerte puede ser muy efectivo. En algunas situaciones, deben predominar las consideraciones respecto a la edad y el sexo. Por ejemplo, un programa de intervención precoz que envíe a jóvenes madres solteras a Alcohólicos Anónimos no tiene muchas probabilidades de éxito allí donde estos grupos estén compuestos principalmente por varones de mediana edad.

 En ocasiones, la información sobre una intervención dirigida a una población está fácilmente disponible. Otras veces, debe ser recopilada. Por ejemplo, una comunidad necesita determinar si el consumo de cocaína es un problema relevante entre sus jóvenes antes de llevar a cabo una acción específica sobre tal sustancia. Unas simples encuestas o grupos de discusión pueden proveer la información necesaria. Así mismo, una comunidad debe sondear la aceptación de un programa basado en la promoción de alternativas dirigido a estudiantes de secundaria (ej., por medio de entrevistas o grupos experimentales) antes de llevar a cabo tal programa. Puede ser también apropiado, a este respecto, introducir a personas clave en la planificación de una acción. (Véase más adelante Pauta cinco).

Incluso después de que un programa haya sido puesto en práctica, pueden aparecer problemas o efectos colaterales no previstos. Es importante, por lo tanto, controlar el proceso. Se pueden utilizar mecanismos formales, como encuestas periódicas de satisfacción de las personas destinatarias. Los métodos menos formales, como la simple observación o conversaciones informales con participantes y miembros de la población diana que elijan no participar, también podrían proporcionar información útil. El lugar o calendario de las actividades puede no ser el más conveniente para los participantes previstos. Las actividades pueden no ser llamativas o puede haber propuestas excesivas para los participantes  potenciales. La información recopilada informalmente puede ser confirmada con valoraciones más sistemáticas.

 *En próximas entradas, seguiremos poniendo a su disposición nuevos capítulos del documento“Guidelines and Benuchmarks for Prevention Programming”, desarrollado por Departament of Health and Human Services. Sustance Abuse and Mental Health Services Administration (SAMHSA), Center for Substance Abuse Prevention (CSAP) y  National Center for the Advancement of Prevention (NCAP), traducido y publicado por Fundación EDEX como 10 Pautas. Diseño y aplicación de programas eficaces de prevención del abuso de drogas”.
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