Señor Ministro: Para nosotros, en Marsella como en cualquier lugar del mundo, la palabra migración “significa apertura al mundo” y “solidaridad” y no “una deplorable caza de seres humanos”.
En estos términos se manifestaba Emaús Internacional frente al acoso sufrido hace unas pocas semanas por parte de la policía francesa a la Comunidad Emaús Point Rouge de Marsella, donde llegó a detener a un compañero y al responsable del grupo.
En España, el Gobierno pretende multar con sanciones de hasta 10.000 euros a quien dé cobijo a un inmigrante en situación irregular. Cualquier ciudadano u ONG que hospede en su casa y apoye a personas extranjeras en situación irregular será sancionado, tal y como lo contempla el Anteproyecto de Reforma de la Ley de Extranjería, dado que tipifica esta acción como infracción grave.
Esta y otras medidas pretender poner freno a la solidaridad, conculcando los principios básicos de aquellos ciudadanos y organizaciones que no quieren permanecer impasibles ante el drama de la inmigración.
Frente a ello, tenemos que actuar de manera decidida. Por eso, yo estaré en la marcha convocada el próximo domingo día 29 en San Sebastián contra el racismo y la xenofobia. Hoy son ellos los perseguidos. ¿Y mañana?
