16 de octubre día mundial de la seguridad alimentaria

A comienzos de 2008, los precios mundiales de los alimentos y del petróleo se dispararon. Entre las posibles causas de esta subida vertiginosa se encontraban los efectos del cambio climático, la crisis financiera, continuadas malas cosechas en países exportadores o la producción de biocombustibles.

Los efectos fueron inmediatos. Se desencadenaron disturbios en más de treinta países y comenzó una grave crisis alimentaria que afectó, especialmente, a los más de mil millones de personas que subsistían con menos de un dólar al día.

Más de un año después del estallido de la crisis alimentaria, se ha agravado la situación de las personas más vulnerables. Un análisis de los precios de los alimentos a nivel doméstico en 58 países en desarrollo revela que en un 80 por ciento de los casos, son más elevados que hace 12 meses y, en un 40 por ciento, más elevados que hace tres meses, según la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

Esta situación es especialmente preocupante en el continente africano. Las malas perspectivas para la cosecha de 2009 en el Cuerno de África tras precipitaciones por debajo de la media, combinadas con el conflicto y el desplazamiento de la población, están agravando la ya de por sí precaria situación de inseguridad alimentaria en la región.

Cerca de 20 millones de personas en la región dependen actualmente de la ayuda alimentaria, y esta cifra puede incrementarse a medida que la temporada de carestía avanza, en particular entre campesinos marginales, pastores y población urbana de escasos recursos.

Los efectos de El Niño, que habitualmente trae fuertes lluvias hacia finales de año, podría empeorar la situación, con el resultado de inundaciones y aluviones, destruyendo cosechas tanto en el campo como en los almacenes, aumentando la pérdida de ganado y dañando infraestructuras y viviendas.

Por todo África occidental los precios del maíz, uno de los principales alimentos básicos, han mostrado tendencia a la baja desde comienzos de año, pero permanecen más altos que hace dos años.

En Uganda y Kenia, por ejemplo, los precios del maíz en junio de 2009 estaban casi al doble que su nivel de 24 meses antes. En Jartum, Sudán, los precios del sorgo en junio de 2009 – otro alimento básico-superaban el doble de su nivel de junio de 2007. De forma similar, los precios en Mogadiscio, Somalia, permanecen más altos que el nivel del período pre-crisis, a pesar de haber bajado desde medidados de 2008.

Debido al escaso poder adquisitivo de las familias, es de esperar un empeoramiento de la situción de seguridad alimentaria en su conjunto. Para los ganaderos, la falta de pastos adecuados ha empeorado las condiciones del ganado y reducido perspectivas de mercado, impactando sus ingresos y habilidad de acceso a alimentos básicos. Todavía más, la tasa de reproducción del ganado ha sufrido debido a las escasas lluvias estacionales que se han sucedido desde 2007, dificultando la recuperación de los medios de subsistencia de los pastores y agravando la inseguridad alimentaria a largo plazo.

En Uganda, la producción de los cultivos de la primera temporada en 2009, que se completó a principios de agosto, está prevista a niveles muy por debajo de la media, representando la cuarta mala cosecha sucesiva. En la región septentrional ugandesa de Acholi, la producción de cereal y legumbres tempranos se estima en cerca del 50 por ciento por debajo de la media. Ello limita la capacidad de las familias para reponer sus reservas de alimentos y mejorar su seguridad alimentaria tras varios años de desplazamiento debido al conflicto civil. Se calcula que más de un millón de personas sufre de inseguridad alimentaria. Esta cifra puede incrementarse según avanza la temporada de carestía, hasta mediados de noviembre.

En Kenia, la escasez del maíz de ‘lluvias largas’ en 2009 (de marzo a junio), combinada con unas reservas nacionales de cereales casi agotadas, la restricción a las exportaciones en países limítrofes y la persistencia de elevados precios de los cereales, ha reducido el acceso a los alimentos. La cosecha de maíz, que supone el 80 por ciento del total de la producción anual se estima que alcanzará 1,84 millones de toneladas, cerca del 28 por ciento por debajo de los niveles normales. La migración forzosa en busca de suministro de agua y pastos ha empeorado las condiciones del ganado, incrementando los brotes de enfermedades y exacerbando los conflictos entre los ganaderos que compiten por los recursos.

En Etiopía, la producción de la temporada agrícola secundaria ‘belg’ (lluvias que se producen en marzo-abril) se estima también en niveles muy por debajo de la media. Las escasas lluvias han originado pérdidas en las cosechas de hasta el 75 por ciento en algunas de las zonas más castigadas.

Con el fracaso de la temporada ‘belg’, se prevé que la cifra de personas necesitadas de ayuda de emergencia se incremente en 1,3 millones, hasta alcanzar 6,2 millones de personas, según la FAO. Las perspectivas de la temporada agrícola ‘kremti’ (lluvias de junio a septiembre) en Eritrea son igualmente negativas.

Según la Unidad de Análisis de Seguridad Alimentaria de la FAO, Somalia se enfrenta a su peor crisis humanitaria en 18 años, con cerca de la mitad de su población –unos 3,6 millones de personas-necesitados de ayuda de emergencia para sus medios de subsistencia y para salvar sus vidas. Aquí se incluyen 1,4 millones de habitantes de zonas rurales afectados por la grave sequía, cerca de 650.000 pobres urbanos enfrentados a los elevados precios de los alimentos y de los productos no alimentarios, y 1,3 millones de desplazados internos, resultado de la escalada en el conflicto y los enfrentamientos armados.

Intervención de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja

La Cruz Roja y la Media Luna Roja está alarmada por el impacto devastador que tiene en la vida cotidiana de millones de personas vulnerables del mundo entero el creciente aumento del precio de los alimentos.

La Federación Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja ha instado a la comunidad internacional, y en especial a los miembros del G8, a prevenir una ulterior escalada de la crisis de alimentos apoyando programas a largo plazo y basados en la comunidad para prevenir la inseguridad alimentaria y que la gente siempre tenga suficiente para comer, independientemente de las fluctuaciones del precio de los productos básicos y el petróleo. También llama a los gobiernos a invertir más en acciones a largo plazo y la reducción de riesgos relacionados con el clima.

La Federación indica que los suele denominarse‘crisis alimentaria’, en realidad no es una ‘crisis’, sino un fenómeno duradero que formar parte de un problema humanitario más amplio que abarca la sucesión de sequías e inundaciones, así como la propagación de enfermedades, todo lo cual se ve agravado por el cambio climático y nuevos conflictos armados.

La Federación seguirá proporcionando alimentos de emergencia a las comunidades afectadas, tal y como lo hace actualmente la Cruz Roja y la Media Luna Roja en varios países deÁfrica, pero considera que la seguridad alimentaria no puede garantizarse sin una inversión a largo plazo.

Por estos motivos, la Federación lanzó en 2008 una nueva iniciativa quinquenal en materia de seguridad alimentaria que se basa en la comunidad y que se puso en marcha en 10 países africanos para promover la agricultura local mediante proyectos de agricultura sostenibles, microfinanzas, sistemas de riego a pequeña escala y establecimiento de sistemas de alerta temprana para la seguridad alimentaria.

Unas 2.200.000 personas se beneficiarán de esos nuevos proyectos en los que participarán voluntarios de las Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja de toda África.

Para hacer frente a esta situación, Cruz Roja no ofrece soluciones globales, pero sí respuestas para ayudar a resolver o mitigar los problemas de alimentación en comunidades concretas de Africa, Asia y América latina, en colaboración con la Cruz Roja o la Media Luna Roja de los países afectados.

Por estos motivos, la Institución Humanitaria ha puesto en marcha una amplia campaña de Seguridad Alimentaria y Nutrición centrada, especialmente, en el África Subsahariana. La campaña incluye acciones de mejora de la producción agropecuaria, lucha contra la erosión y los efectos del cambio climático, vigilancia y recuperación nutricional, desarrollo económico y mejora de los regadíos y el acceso a los puntos de agua.

Para llevar a cabo estos proyectos, Cruz Roja ha establecido un presupuesto global de 18 millones de euros, de los que 8 están pendientes de financiación.

Cruz Roja viene trabajando en los últimos diez años en el desarrollo de proyectos de seguridad alimentaria y generación de ingresos, con personas vulnerables, en África, Asia, Europa del Este y Latinoamérica.

Ante la especial situación de crisis alimentaria Cruz Roja está reforzando las intervenciones que viene desarrollando, así como fortalecer su estrategia de lucha contra la situación estructural de inseguridad alimentaria que se da en muchos países.

Dichas intervenciones mantienen siempre un enfoque integral y basado en la persona, abordando las causas de la inseguridad alimentaria desde sus diferentes dimensiones y en función de las dinámicas del entorno, procurando un esquema no asistencialista y no generador de dependencias.

Se pretende ampliar los medios de vida y las capacidades de las personas participantes en los proyectos, a través de la promoción de las tecnologías agrícolas y la formación, el acceso a los mercados y a la financiación, y el fomento de empresas rurales, con acciones a medio y largo plazo, abordando los problemas desde su origen .

El desarrollo de las intervenciones tiene como base garantizar la sostenibilidad ambiental de las mismas, promoviendo la igualdad de género y la autonomía de las mujeres.

Se elaboran estrategias de intervención a corto plazo para las situaciones de mayor emergencia, que están acompañadas con un proceso de aumento de capacidades de las personas participantes en dichos programas, pero el grueso de la intervención de Cruz Roja está enfocado al cambio de los sistemas de producción y gestión.

El desarrollo de nuestras intervenciones se lleva a cabo coordinadamente con las intervenciones de los diferentes actores que se encuentren en cada zona y de acuerdo a las políticas locales con el fin de asegurar la sostenibilidad de las mismas.

La lista de países prioritarios:

En AFRICA: Burkina Faso, Burundi, Somalia, Guinea Bissau, Etiopía, Kenia, Lesoto, Malawi, Mali, Mauritania, Namibia, Níger, República Democrática del Congo, Ruanda, Sudán, Swazilandia, Uganda, Zambia.

En ASIA y PACÍFICO: Indonesia, India, Timor Este

En CENTROAMÉRICA Y CARIBE Guatemala, Haití, Honduras, Nicaragua, República Dominicana

En AMÉRICA DEL SUR: Bolivia, Brasil, Ecuador, Paraguay, Perú

En EUROPA y ORIENTE MEDIO: Tayikistán

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