Jornadas ELKARBANATUZ sobre jóvenes en situación de riesgo.

 

Trasladamos, a modo de flashes, algunas de las cuestiones más significativas para la conversación y el debate.

Mural expuesto en la Calle Bailen, barrio de San Francisco, Bilbao

 

Enrique Martínez Regueras

Comienza la charla diciendo que en respuesta al descontento expresado por muchos educadores va a tratar el tema desde la noción de PERSONA. Nota que hay una tendencia a vaciar de contenido y cosificar a las personas (deshumanizar, despersonalizar) ya desde hace unos 30 años.

Ejemplo: se va sustituyendo la identidad por documentos, hasta el punto de que a una persona sin papeles no se le reconoce la identidad de persona!

Los niños NO tienen derechos. Tiene mucho más, tienen NECESIDADES.

Habla de la importancia de las palabras: usar “menor” para niño/a o joven, usuarios etc. El lenguaje es perverso sobre todo si lo crea “el enemigo”, porque quien controla el lenguaje, controla el mensaje y nuestra cabeza. Hace falta un lenguaje con la misma capacidad de confrontación que quienes lo crean.

Habla del Decreto de Derechos y Deberes de los alumnos, que fue la causa del cambio de relación entre el alumnado y los educadores: el derecho ha suplantado a la pedagogía.

La tarea del educador es íntima, saca lo mejor de sí mismo, pero ha de haber una complicidad entre educador y educando; la pedagogía de hecho, es intimidad y gratuidad, y el derecho es todo lo contario, es exterioridad es ajeno, la ley obliga aunque no la conozcas, y así, el niño percibe que en vez de un buen educador lo que tiene en frente es un buen controlador.

Ojo con la “profesionalidad” que lleva implícita una “desprofesionalidad” y ojo con la monetarización: el alto % de tiempo que nos lleva conseguir dinero o dedicarlo a la elaboración de informes, en vez de ocuparnos del tema que nos preocupa.

Hay que recuperar el sentido común: sentir en común, sentir  desde la otra persona, recuperarnos como personas. Aboga por tanto por un encuentro muy personal: “déjate invadir para que te invada”, “abre tu casa entera para que él, quizás, te abra una ventana”. Comparten vidas y así crean pertenencia y red social, que es el mejor antídoto contra la deshumanización. Es fundamental cambiar las actitudes personales ante lo que nos rodea.

 

Jaume Funes

La juventud está especialmente afectada por la desigualdad: ¿se puede ser adolescente hoy día sin tener un Smartphone?

Habla también del maltrato del lenguaje reinterpretando la realidad y se queja de que “no hay problema hoy día que no tenga como culpable al adolescente”. Rechaza la palabra “derivar”: dejar a la deriva: al adolescente NO se le deriva, se le ACOMPAÑA o se le traspasa a otro profesional.

El presentismo (vivir en el presente) que a veces se les echa en cara es un concepto adulto.

Los educadores somos proveedores de argumentos para que su vida tenga sentido pero nos hemos convertido en proveedores de argumentos para la resignación.

No se trata de evitar que el joven no se equivoque, sino de que las consecuencias de sus actos tengan los menores costes posibles.

“Ad cum panis” compartir el pan en el camino.

6 propuestas para aclarar en qué consiste ACOMPAÑAR adolescentes:

  1. Trabajar para ser conocido: la clave en el trabajo con adolescentes es seducirles.
  2. Definir el encargo: Observar su mundo, centrarnos en el grupo 8el adolescente es básicamente grupal) sin olvidar al individuo que nos ocupa.
  3. Herramientas: “hacer” por encontrarse.
  4. Formas de acompañamiento (reactivo, proactivo, delegaciones, controles).
  5. “¿De quién son los adolescentes?”: aclararlo, y acompañar también a los adultos que les rodean.
  6. Transiciones, crisis, retornos y finales (más o menos felices).

 

Isabel Hormaechea

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