Ayer comenzaron las primeras ponencias del Congreso Nacional sobre sida en la ciudad de Zaragoza.
Asistimos a la mesa redonda para conversar sobre el Movimiento Asociativo, las intervenciones preventivas dentro del colectivo LGTB y las intervenciones en prisión.
Jancho Barrios nos trasladó sus reflexiones sobre las aportaciones del movimiento antisida en los últimos 30 años, como punta de lanza para avanzar, desde la diversidad y la diferencia.
Comenzamos a movilizarnos hacia 1981, con legislaciones que incluían leyes como la de vagos y maleantes que incluían penas para las personas por el mero hecho de consumir drogas, no tener trabajo o declarar una orientación sexual diferente. En 1996 con el avance de los tratamientos y las complicaciones asociadas a los efectos secundarios de la medicación se produce un punto de inflexión, comienza a cambiar la realidad de las personas que viven con VIH.
El movimiento antisida surge a principios de los ochenta para dar respuesta a cuestiones como la supervivencia, el dolor y la confusión producida por la desinformación y las muertes prematuras, así como por el reconocimiento de los derechos fundamentales y la prevención.
Con los años, va a aportar una visión integradora y global de la enfermedad, de la persona. Fomenta el abordaje integral de la salud, desde contextos psicológicos, sociales, familiares y políticos. Contribuye a la creación de recursos sociales específicos. Acercamiento a los lugares de mayor incidencia de la infección. Reducción de Riesgos y daños. Sexualidad responsable. Derechos. Ayudar a cambiar la imagen social del VIH. Contribuye a reinventar estrategias y modos de prevención, dentro del discurso de la intervención social, pero también incide en el discurso médico-sanitario y en la relación médico paciente, el paciente activo e informado.
“Hay enfermedades que no se manifiestan ni en la piel ni en el rostro. Hay enfermedades que la sociedad mantiene a modo de frontera o muralla. El sida es más que una enfermedad que se cuela en la sangre, es un gueto de soledad engendrado por una sociedad indolente, muda y paralizada”
Cosme Sánchez