SILLA DE RUEDAS ELÉCTRICA (II)

Así llegó un momento en que la fatiga y las dificultades para todo fueron cada vez mayores. Cogí la baja y estuve un tiempo que yo esperaba que fuera mucho más corto, luego se complicó con una gripe que me duró un mes y, al final, llegué a los 18 meses.

Pensaba mucho en esa gente que sólo quiere coger la baja y, si es posible, la definitiva. Sí, esos que al cometer fraude hacen que paguemos justos por pecadores y que tengamos que dar mil explicaciones sobre nuestros síntomas y… qué os voy a contar. ¿Cómo se explica la fatiga? Decía que pensaba mucho en ellos y yo sólo quería ponerme bien para coger el alta. Y trabajar, jolín, trabajar. Pues eso, el alta no llegaba y yo no podía con nada. Todo se reducía… Fue un momento difícil. Muy difícil. El apoyo de mi entorno, la asociación… fue de incalculable valor

Analizándolo, veo que mientras trabajé, hacía algo que me gustaba y disfrutaba. Veía la enfermedad (en mí y a diario en la Asoc.), no caminaba mucho, me cansaba… Pero yo conducía hasta el curro, trabajaba en algo que me encantaba y por lo que merece la pena moverse (nuestro colectivo). Y me sentía llena.
Lo que decía; fue duro, muy duro. Pero con la idea de que si te caes lo que tienes que hacer es levantarte fija en la mente

Cuando se acabó hubo que llenar la vida con otras cosas, otros intereses, otras actividades… Hubo que darle la vuelta a todo. Y fue complicado. Muy complicado. En ello estoy, liándome la manta a la cabeza siempre que puedo, y por supuesto colaborando con la asociación.
Y ahora me alegro de estar liada en esto, contando mis batallitas, y apoyándonos mutuamente en esta comunidad. Una oportunidad como esta no podría ni haber imaginado yo.

Por esa época, mi NEURÓLOGA me propuso una silla de ruedas eléctrica y me la recetó

Yo, alucinada. Sorpresa.
-¿Pero es que esto no se me va a pasar?
– No lo sabemos, pero tú tienes que seguir con tu vida. Coméntalo en la Asoc. y que te orienten.

Imaginaos. Supongo que salí de la consulta con cara de póquer, de circunstancias o no sé de qué. Asustada, supongo. Pero decidida. A coger esta “vaca loca” por los cuernos.

Estando segura de que me iban a orientar y ayudar con este “marrón” (buff, sí que lo era) La terapeuta ocupacional y la trabajadora social lo hicieron todo mucho más fácil.

Cuando la necesitas sólo es una AYUDA TÉCNICA para vivir tu vida. Si la utilizas no quedas postrado, al revés, te empeñas en luchar y seguir adelante.
Me enfadaba -y sigo enfadando- con los mass media que siempre utilizan las palabras silla de ruedas y POSTRADO juntas. ¡Por favor! Queda bien en titulares pero ¿es cierto? Ellos y sus dramas lacrimógenos, debe vender más. ¿Por qué no hablar de ello como lo que es?, una ayuda técnica que POSIBILITA llevar una vida activa. Nada más.
El que no ve ni tiene miedo de ponerse gafas ni le da vergüenza. El que no puede ir caminando al pueblo de al lado porque está a varios Km. va en coche ¡es que tiene que hacer muchas otras cosas! Entonces ¿cuál es el problema?

A los medios: menos poesía y más pedagogía, please.

Al principio (hace unos tres años-creo-) reconozco que me resultó durísimo, presentarme, en la calle, a cara descubierta fue un shock los primeros días. Aquello ya no eran vacaciones, no era allá lejos. Era mi pueblo, mis vecinos, conocidos…Y dar explicaciones. Y aprender a manejarla, y a pasar por los miles de sitios estrechos, y ver qué escalones podía subir, y sortear obstáculos, y dar mil vueltas y acordarme de los arquitectos, no creo que haga falta explayarse en las barreras arquitectónicas…

Me sorprendió la amabilidad de la gente (a veces) y lo que hacían por ponerme las cosas más fáciles. Sentí y siento también un cierto aprecio que sé que no tendría si caminara normal.


Sin embargo, empecé a ver que me sentía más libre, podía disfrutar como hacía tiempo en mi pueblo, quedarme parada con la gente por la calle… Tenía AUTONOMÍA
Ir a la biblioteca, de compras, a talleres, coger el metro… Sin requerir ni pedir ayuda constantemente. Me descubrió la LIBERTAD. Sigo aún caminando todo lo que puedo, o voy con la silla a dónde me gusta caminar. Me facilita la vida, desde luego. Aún así hay que seguir calculando y buscando “apaños”.


Pero, esta, nuestra enfermedad, caprichosa y enigmática, hace que la silla no sea la solución. Muchos tenemos fatiga y lo único que lo arregla es el descanso y el ahorro de energía. Alguno me dijo: pues con la silla ya no hay problema ¿no? La ignorancia es lo que tiene. ¡Cuántas explicaciones, pero cuántas, hay que dar! Ya lo sabéis, supongo. A veces sería más fácil decir todo va bien, todo bien, es sólo una mala época… Igual sí…

Bueno, pues hasta aquí mi rollito de hoy.

Cuidaos mucho, mucho, mucho y disfrutad de las próximas vacaciones. Las mías, dos días por aquí cerquita y que nos lo hagan todo, todo, todo.

El próximo post dedesengrase ¿eh? Que estos dos han sido potentes hasta para mí.

Saludos
Laura

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